Para 2025, las ventas de ropa usada podrían superar los 77 mil millones de dólares a nivel global como resultado de una respuesta que comenzó durante la pandemia, cuando aumentó la concientización sobre modelos más sostenibles de cara a un consumismo derrochador que provoca que la industria de la moda sea responsable del 10 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 por año.
“Los nuevos modelos de negocio digitales abordan las deficiencias de la moda rápida. Gracias a la banda ancha móvil y los teléfonos inteligentes, los mercados digitales de ropa usada suscitan el interés fenomenal de compradores y vendedores con poco dinero o preocupados por la sostenibilidad”, señalan Guillermo Mulville y Cristóbal Salas, analistas del BID.
La “fast fashion” o moda rápida, supone el diseño, fabricación, distribución y comercialización rápida de prendas de moda poco costosas lo que está desatando una crisis ambiental y social sin precedentes.
Solo en Estados Unidos, una persona promedio tira más de 35 kilogramos de ropa al año. La mitad de la ropa nueva se desecha en 12 meses, y la gente tiene cuatro veces más prendas que en los años 80.
Sin embargo, señalan los especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la principal fuente de desechos proviene de los fabricantes y minoristas que se deshacen del inventario no deseado ni vendido, teniendo en cuenta que la moda tiene un exceso de producción de más del 30 por ciento cada año.
Para agravar aún más la situación, el 85 por ciento de los textiles se queman o terminan en vertederos. La región chilena de Atacama es víctima de la moda. Todos los años, se tiran 39 mil toneladas de ropa en el desierto.
“Las externalidades sociales son igualmente preocupantes. Una de cada seis personas en el mundo trabaja en la industria de la moda, y una abrumadora mayoría son mujeres, que a menudo son menores de edad y ganan una miseria”.
En el artículo “La digitalización y la sostenibilidad vienen al rescate de la industria del vestido”, los analistas señalan cómo los mercados digitales y las plataformas tecnológicas que posibilitan las transacciones, están alterando la operación de los sectores tradicionales a través de la innovación, la eficiencia y la inclusión.
Los mercados de reventa de ropa tienen grandes ventajas respecto de las tiendas físicas, mediante alternativas como las herramientas de inteligencia artificial que permiten una experiencia de usuario única y personalizada basada en gustos y preferencias.
“Las plataformas no tienen inventario ni incurren en costos de almacenamiento. Así, se sustituyen miles de metros de costosos inmuebles por una aplicación de un centímetro cuadrado en un teléfono inteligente. Los compradores y vendedores no se desplazan, ya que la logística y los pagos se gestionan a través de la aplicación”.
Poshmark, Depop y ThredUP son mercados digitales que están inspirando a una nueva generación de consumidores que pueden adquirir ropa de una forma sencilla, a bajo costo y conscientes de al adquirir productos de “segunda mano” contribuyen a la reinvención de una industria entera.
“América Latina también está experimentando esta transformación, aunque aún se encuentra en la fase inicial. La oportunidad se sustenta en los volúmenes récord de capital de riesgo y en talentosos emprendedores locales con un mandato social”.
En Brasil, el mercado online Enjoei comenzó a operar en bolsa en 2021, mientras que en México y Colombia, GoTrendier es claramente el mercado de reventa de referencia, con más de 10 millones de artículos en inventario.
El documento del BID muestra cómo minoristas como H&M se están subiendo al carro de la sostenibilidad al invertir en el mercado de segunda mano Sellpy, mientras que Benetton se asoció con Depop.
Las plataformas están aprovechando este interés y ofrecen la reventa como servicio para que las marcas establecidas puedan promover alternativas circulares, como Adidas a través de ThredUP.
Incluso, algunas marcas están impulsando sus propias soluciones como Nike Refurbished que toma los zapatos deportivos devueltos por los clientes después de 60 días y los prepara para su reventa a precios más bajos. Por su parte, Worn Wear de Patagonia fomenta la reparación, el intercambio y el reciclaje de sus productos.
“Los mercados digitales de reventa ayudan a reducir los costos para los compradores -teniendo en cuenta que hasta hace poco el valor de la ropa bajaba a cero al salir de la tienda-, ofrecen otra fuente de ingresos a los vendedores, ayudan a prolongar el ciclo de vida de la ropa y promueven la economía circular. Según ThredUP, el sector tiene el potencial de reducir más de 140 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030.
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