La tecnología de energía fotovoltaica, en combinación con los sistemas avanzados de almacenamiento eléctrico, permitirían a usuarios industriales lograr ahorros equivalentes al 20 o 30 por ciento de su factura de servicio eléctrico, con una inversión que podrían amortizar en un plazo de tres o cuatro años, además de que podrían alimentar flotillas de vehículos eléctricos con sistemas de carga rápida, también surtidas con energías renovables.
Ante los enormes requerimientos de energía en los parques industriales del futuro, “la intención es implementar soluciones como el almacenamiento de energía para disminuir los consumos de los usuarios de un parque industrial en horarios pico, que es cuando la electricidad es más costosa, y consumir esa electricidad en horarios valle”, explicó Gonzalo Gómez, desarrollador de negocios para Huawei Digital Power.
En entrevista con Consumo TIC, señaló que, en principio, se trata de que los usuarios finales ahorren, pero también que el parque industrial en su conjunto tenga una menor necesidad energética y que pueda exigir menos capacidad del fluido que proporciona la Comisión Federal de Electricidad (CFE), además de hacerlo con fuentes de energía renovable que generan cero emisiones de CO2 a la atmósfera.
Si bien las soluciones que ha desarrollado el gigante tecnológico asiático son capaces de entregar cantidades de almacenamiento casi infinitas, en México la legislación limita el almacenamiento de energía para los usuarios industriales a los 500 Kilowatts, y por lo tanto la empresa ofrece soluciones únicamente de esa dimensión.
Con ello se logra que las empresas que tienen esos consumos, “alcancen ahorros de entre el 20 por ciento y el 30 por ciento de su facturación mensual por consumo eléctrico que, si pensamos que pueda llegar al millón de pesos, estamos hablando de ahorros de hasta 300 mil pesos por mes, lo que permite amortizar la inversión más o menos en tres o cuatro años”.
La idea es que la energía fotovoltaica que generan los paneles instalados en el parque industrial, se almacene en los sistemas diseñados para el efecto y esa energía se use cuando la demanda presente “picos” –momento en que el fluido proporcionado por la CFE es más caro—y éste último se utilice durante los “valles” de la demanda, es decir, los horarios en que disminuyen las operaciones y por lo tanto los requerimientos energéticos.
De manera complementaria, las soluciones que se pueden instalar a nivel industrial, incluyen la posibilidad de establecer sistemas de recarga de vehículos eléctricos de alta velocidad, capaces de hacer cargas completas de vehículos hasta en 18 o 20 minutos a partir de energía fotovoltaica.
Esto abre la posibilidad a las industrias de ahorrar significativamente en el costo de la energía que requiere para alimentar a sus flotillas de vehículos y conseguir una alta eficiencia en la recarga de las unidades, pues es un hecho que todavía persiste un déficit en el número de centros de carga para unidades eléctricas y si una industria cuenta con este servicio en sus propias instalaciones, puede aumentar de manera importante su productividad.
Por otro lado, si la energía para alimentar los vehículos se produce sin generar CO2, el beneficio ambiental es alto, pues se calcula que un vehículo eléctrico genera 60 por ciento menos emisiones que los vehículos a combustión. Esto, considerando que la unidad eléctrica deba surtirse con energía producida con fuentes fósiles. Pero si se surte con energía totalmente renovable, su emisión de contaminantes será de cero y por lo tanto, el beneficio ambiental es mucho mayor.
C$T-GM