Los planes de recuperación y transformación educativa para superar las deficiencias estructurales del sector educativo y los rezagos que dejó la pandemia, tendrán que ir de la mano de una transformación digital, aunado a estrategias ambiciosas de modernización de los sistemas de gestión educativa, del currículo, así como para la detección y prevención de abandono escolar.
“¿En el Siglo XXI es suficiente proponernos como objetivo a nivel global únicamente que nuestros niños, niñas y jóvenes sepan leer y escribir, no estamos siendo poco ambiciosos? Está clarísimo que ningún niño o niña o joven debería salir de la escuela sin entender lo que lee, sin saber conceptos, funciones esenciales del manejo de números y las matemáticas”, cuestionó Mercedes Mateos, Jefa de División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Sin embargo, aseveró, ninguno va a tener oportunidades reales de involucrarse de forma efectiva en la vida social y económica sin habilidades digitales, pensamiento crítico, capacidad para comunicarse de forma efectiva, para colaborar y trabajar en equipo, que son características clave para desempeñar las funciones no rutinarias que pueden ser reemplazadas por máquinas.
Para contar con agendas más fuertes de recuperación para el 2023, afirmó, es fundamental poner en marcha estrategias que han tenido éxito como las tutorías virtuales, promover más esfuerzos de coordinación y alianzas entre el sector público y el privado; además de la modernización de los sistemas de gestión educativa.
“Hemos estado empujando y desarrollando intervenciones de tutorías telefónicas en distintos países de la región, en colaboración con las autoridades educativas, en particular pilotos en El Salvador, México, Guatemala, Argentina en los que se han alcanzado a más de 3 mil estudiantes con 300 tutores y 20 mil sesiones”.
Los primeros datos recabados sobre estas tutorías, con las que se está trabajando con Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, indican que son una estrategia efectiva que no solo logra que los estudiantes recuperen aprendizajes, sino que lo hagan de manera costo-efectiva, especialmente los que pertenecen a grupos más vulnerables.
Pero también para Mercedes Mateos un punto importante es tener disponibilidad de información para planificar, así como recuperar las trayectorias educativas de los jóvenes que quedaron desvinculados de la educación. Esa es otra gran prioridad en la que todos tienen que contribuir, desde organizaciones comunitarias hasta el propio sistema, pensando en que la detección e intervención se haga de manera integral, pues no basta con identificarlos.
“Es necesario ir un paso más allá y vincular la identificación de esos casos con intervenciones oportunas que atiendan las causas de la desvinculación más importantes, ya sean económicas, de falta de motivación o por embarazo adolescente, que son las causas que más frecuentemente ponen en riesgo las trayectorias educativas”.
También, acelerar aprendizajes no solo para recuperar lo que no se aprendió durante la pandemia, sino para lograr superar esas deficiencias estructurales que tienen los sistemas educativos de la región.
“Hoy no podemos pensar en todas las cosas de las que estamos hablando, programas de protección y trayectoria, generación de aprendizaje, sistemas de alerta temprana, apoyo individualizado. modalidades flexibles si no pensamos en digitalizar el sector y estamos en materia de digitalización todavía muy por detrás de otros sectores como, por ejemplo, el sector salud”, subrayó.
En el webinar “Hallazgos de política educativa a partir del estudio ERCE 2019 y una experiencia en pandemia”, Ciro Avitabile, economista senior de las prácticas mundiales de Educación del Banco Mundial (BM), se pronunció sobre el uso de información de experiencias destacadas de la región para poder priorizar una agenda de recuperación y transformación educativa, de manera diferenciada, según las circunstancias de los países.
“El desafío mayor es esto de la escalabilidad… lo de las tutorías virtuales seguramente es una solución muy interesante y potencialmente costo-efectiva, pero sabemos que tiene restricciones, por ejemplo, en el aprendizaje adaptativo por computadora, restricciones financieras, de recursos humanos, de tecnología”.
Desde otra perspectiva, el experto recordó que nadie se ha quedado sin perder, e inclusive en América Latina y el Caribe los niños y niñas de nivel socioeconómico más alto han perdido, que no es el caso de Dinamarca o Suecia, donde se sabe que no han perdido en términos de aprendizaje, pero sí han perdido en términos de habilidades sociales.
C$T-GM