La automatización y la Inteligencia Artificial (IA) están cambiando la forma de trabajar y de interacción social, por lo que los contenidos curriculares deberán responder a los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, pues la manera en que se eduque determinará si América Latina y el Caribe brindará oportunidades de desarrollo y prosperidad para toda la población.
“Algunas fuentes estiman que para 2025 pueden surgir 97 millones de nuevos empleos, mientras que 85 millones de puestos de trabajo pueden ser desplazados debido a la automatización y a una nueva división del trabajo entre humanos y máquinas”, refiere el documento del BID “El poder del currículo para transformar la educación”.
En la región, expone, más del 50 por ciento de los empleos corren un alto riesgo de automatización, pues muchos de los trabajos son especializados y repetitivos, ante lo que algunos países han iniciado reformas curriculares y la incorporación de competencias del Siglo XXI a sus sistemas de educación, aunque con dificultades para lograrlo.
En el capítulo “Cómo los sistemas educativos incorporan las habilidades del siglo XXI para preparar a los estudiantes ante los desafíos actuales”, los autores del BID, Mercedes Mateo Díaz, Jefa de la División de Educación del BID y JungKyu Rhys Lim Educador y científico de la conducta, destacan la urgencia de una reforma curricular, que puede ser un punto de inflexión para la trayectoria que seguirá la región.
“La brecha de competencias entre lo que la sociedad y el mercado laboral necesitan y lo que los sistemas formales de educación y formación proporcionan es cada vez mayor y, por tanto, la necesidad de adaptarse apremia”.
El currículo es el instrumento principal que utilizan los sistemas educativos para traducir en contenidos, competencias y habilidades específicas aquello que la sociedad necesita, en términos de capital humano. El currículo refleja los estándares de lo que los estudiantes deben saber y ser capaces de hacer al final de sus años escolares y formativos.
El documento del BID refiere que mientras que alrededor del 86 por ciento de 113 países expresaron su compromiso con las competencias del Siglo XXI en sus documentos educativos nacionales, solo unos pocos incluyeron en estos documentos planes sobre cómo las incorporarán en sus currículos a nivel de políticas y prácticas.
Los desafíos de automatización e IA, pueden ser superados con diversas competencias como habilidades digitales, comunicación, creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas o trabajo en equipo; sin embargo, existen otros que se suman a la necesidad de un cambio curricular: envejecimiento poblacional, el cambio climático y la diversidad.
Pensamiento crítico, Resolución de problemas, Aprender a aprender, Cooperación/colaboración, Autorregulación/Autocontrol, Persistencia/Resiliencia y confianza son las habilidades del Siglo XXI en los currículos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Se destacan en este sentido como elementos clave para una educación basada en competencias y habilidades del Siglo XXI el cambio de enfoque en cómo aprenden los alumnos y el fomento de las políticas de tecnología educativa (EdTech), que benefician también a los docentes.
Subraya que en los últimos años se está prestando más atención a cómo aprenden los alumnos, no en aquello que aprenden; aunque “los gobiernos se enfrentan al reto de diseñar un currículo que logre un equilibrio entre la estandarización y la flexibilidad, y que sea coherente con el nivel de descentralización de su sistema educativo”.
Las Políticas de EdTech y competencias digitales constituyen una oportunidad para ampliar las habilidades que los profesores usan en su planificación, ejecución y evaluación de las oportunidades de aprendizaje centradas en los estudiantes.
La tecnología educativa puede mediar nuevos procesos de aprendizaje y promover la innovación entre los docentes. Los casos de Singapur y Uruguay, que apoyan usos innovadores de la tecnología, apoyan esta premisa.
“La crisis provocada por la pandemia ha exacerbado y profundizado los desafíos mundiales más apremiantes. Este contexto exige, hoy más que nunca, reconstruir y transformar los sistemas educativos para responder a tiempos inciertos. La reforma curricular es una de las prioridades de la agenda educativa actual… Aprovechar los esfuerzos realizados como respuesta a los desafíos planteados por la pandemia para preparar a los estudiantes para los retos del futuro, a través de una reforma curricular, puede ser un punto de inflexión para la trayectoria de la región”.
C$T-GM