Monterrey, Nuevo León.- La crisis del sector educativo no es nueva; no se debe a la Inteligencia Artificial, ni tampoco a la pandemia; ambos fenómenos no hicieron sino evidenciar un problema que está sobrediagnosticado y donde los diferentes participantes parecen cómodos en su zona de confort.
En ese sentido, es recomendable entender éste como un problema complejo que requiere soluciones complejas y hacen falta funcionarios públicos dispuestos a tener “conversaciones desagradables y donde los estudiantes sean formados desde pequeños con una gran capacidad de adaptarse al cambio, porque los que hoy inician su formación primaria, estarán terminando en 2037 y no sabemos qué estará pasando por entonces”, advirtió María de las Mercedes Miguel, ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Durante el panel “Transformación en las políticas educativas: retos y oportunidades para el futuro del trabajo”, en el contexto del congreso del Instituto para el Futuro de la Educación (IFE) en el Tec de Monterrey, Arturo Cerboswski, director general de Universia México y director ejecutivo de Santander Universidades, adelantó que sería “provocativo” en sus comentarios y señaló que desde el sector privado, una de las quejas es que los ministerios de educación y sus políticas son demasiado rígidas y que el sector público no dedica los suficientes recursos al tema.
Y aunque el aparato público “es un animal muy grande al que le cuesta trabajo dar la vuelta”, estas quejas no son tan precisas y más bien reflejan que ni el sector público ni el privado quieren entrar a la discusión de cómo hacer las cosas mejor y cómo dejar de permanecer anclados a un modelo antiguo y obsoleto de educación “que viene de mucho antes de la IA e incluso mucho antes de la pandemia”, sucesos que no hicieron sino evidenciar un problema que está diagnosticado por lo menos desde hace 20 o 30 años.
Al respecto, la ministra María de las Mercedes Miguel, concedió que, en efecto, los sistemas educativos son rígidos y anticuados y es necesario cambiarlos, especialmente porque el mundo está cambiando tan rápido, que “ya no es posible aplicar Inteligencia Artificial en la educación, sin promover la Inteligencia Emocional de los estudiantes”, quienes deben ser capaces de manejar sus emociones, porque tendrán que cambiar de actividad varias veces en su vida laboral.
Eso implica una capacidad de resiliencia que hasta ahora no se enseña en las escuelas, pero que ya se debe convertir en parte central de la educación, porque las empresas quieren ver cada vez más profesionales con habilidades blandas, más allá de las especialidades que se enseñan en las aulas y cuya pertinencia, también está por verse a la hora de acercarse al mercado laboral.
En coincidencia con este punto de vista, Sofíaleticia Morales Garza, secretaria de educación de Nuevo León, sostuvo que debemos superar el concepto de que el maestro es alguien poseedor del conocimiento que lo transmite de manera vertical a quien no lo tiene (sus alumnos), como se ha venido concibiendo desde los modelos educativos de siglos anteriores.
“Hoy estamos impulsando un modelo educativo en donde el maestro acompaña a sus alumnos en un esfuerzo de generación de conocimiento colectivo y que requiere fortalecer ciertas competencias, más allá de lo que las carreras que los jóvenes decidan estudiar”.
Una de las soluciones es aplicar la “educación dual”, es decir, que los muchachos estudien y trabajen simultáneamente, para lo cual se requiere el compromiso del sector privado que, afortunadamente, en Nuevo León sí existe, porque “tenemos un millón y medio de estudiantes; concentramos el 78 por ciento de las inversiones del nearshoring y somos el segundo estado con mayor desarrollo económico en el país y las empresas requieren estudiantes con habilidades muy específicas”.
Sin embargo, aclaró que más allá de cómo abordar específicamente el problema, hay algunas habilidades que sí se deben fomentar, como las capacidades matemáticas y de estructura del pensamiento; las habilidades blandas que marcan al siglo XXI y las habilidades socioemocionales que son centrales en este mundo cambiante.
Además, hace falta cerrar brechas, específicamente la de género en las carreras STEM, lo cual se logra si se supera la diferenciación a la que estamos acostumbrados al encasillar a los niños en las ciencias exactas y a las niñas en las ciencias sociales.
Los participantes del panel coincidieron en que el problema es claro: se tienen sistemas educativos muy anticuados que deben cambiar, y para lograrlo de manera ágil y clara debe haber colaboración entre las autoridades, academia y las empresas.
C$T-GM