Lograr un cambio en la visión de la educación superior, para que tanto universidades públicas como privadas cuenten con una mejor oferta respecto a las necesidades que exige el mundo laboral, es como México podrá aprovechar su bono demográfico, insertando a la población joven a una economía digital incluyente y diversa.
“Necesitamos dejar de pensarnos como un país de mano de obra barata para convertirnos en un país de innovación, de creación, donde podamos competir con otro tipo de economía y no necesariamente como lo hemos hecho en el pasado, con modelos industriales ya caducos”, aseveró Miguel Alegre, CEO de ISDI, Digital Business & Tech School.
En entrevista para ConsumoTIC, el especialista señaló que hay más de 50 nuevas profesiones digitales que son demandadas en el mercado que hasta hace algunos años no existían, las cuales representan una oportunidad para los jóvenes que están por iniciar una carrera y los profesionales que pueden reconvertir su perfil para ser empleables, mantenerse vigentes o emprender.
“El país requiere a más profesionales digitales sin lugar a dudas, pero la oferta existente y no solo en la universidad pública, sino también en la privada, sigue siendo una educación que va rezagada con respecto a las necesidades que tiene el mundo laboral actual”.
La pandemia dio un empujón a los procesos de digitalización de las organizaciones, pero en los de enseñanza, los retos son no sólo aprovechar este avance sino acelerarlo, trabajar en infraestructura para no retroceder y sobre todo, mantener planes educativos vigentes para evitar que la brecha de talento se ahonde.
Datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI indican que en México de los 126 millones de habitantes, que lo colocan en el lugar 11 dentro de las naciones más pobladas del mundo, 37.8 millones son jóvenes que tienen de 12 a 29 años de edad, y que representan el 30 por ciento del total. Sin embargo, el grado promedio de escolaridad a nivel nacional es de sólo 9.7 años.
“Es crucial la cooperación entre tres sectores: El académico, que tiene un papel clave; el público, representado por el gobierno que debe fomentar que los planes de estudio y la manera en la que se integran, se crean, se pongan a disposición y puedan evolucionar a un ritmo más rápido de lo que lo hacen actualmente por la legislación existente; y el sector privado, que no tiene el talento con el conocimiento que demandan”.
Ante ello, Miguel Alegre consideró que a nivel de políticas públicas se debe dar prioridad a la infraestructura, que permitirá al país mantenerse competitivo en el ecosistema digital, pues de nada sirve tener talento si se le sigue formando para profesiones que se han creado rezagadas y la propuesta como marca país vaya perdiendo valor y vigencia.
“No nos vamos a mantener competitivos así; el impacto de la automatización, de la digitalización, de las nuevas tecnologías va a ser dramático en el país y si no logramos darnos cuenta de esto, vamos a tener en 10 años una crisis laboral y social tremenda”.
Los cambios en los modelos educativos, advirtió, no pueden ser determinados de manera unilateral, sino entre los actores involucrados, pero sí se necesitan para avanzar más rápido y está a la altura de otras economías, así como garantizar la democratización del acceso a Internet, a un Internet de calidad, e incorporar a más mujeres en el mundo de las áreas STEM.
“Que seamos un país más incluyente y que esta inclusión y diversidad nos puedan ayudar a generar más oportunidades, a ser un país más creativo, un país que esté creando, proponiendo e innovando y no solamente replicando o adaptando de manera tardía tecnologías o modelos de negocio que nos van a perpetuar en un estadío industrial anterior”.
C$T-EVP