La fuga de talentos de México, podría ascender a 100 mil jóvenes en los próximos 10 años, debido a la falta de oportunidades tanto para el desarrollo académico como laboral, lo cual incide negativamente en las posibilidades de desarrollo del país, pero también genera pérdidas económicas directas, advirtió Andrew Almazán Anaya, director de investigación y psicología del Centro de Atención al Talento (CEDAT).
En entrevista con Consumo TIC, sostuvo que este problema debe verse de manera integral, pues no se limita solamente a perder personas talentosas que podrían ayudar a desarrollar a México, sino que hay pérdidas económicas, “porque criar y educar a una persona desde su nacimiento hasta los 18 años (edad promedio en la que emigran a otro país para continuar sus estudios y encontrar un mejor trabajo), tiene un costo aproximado de 70 mil dólares”.
Esto significa que si en los próximos 10 años se van al extranjero 100 mil jóvenes, México habrá desperdiciado una inversión aproximada de 70 mil millones de dólares, que se ocuparon para la manutención, educación, salud y otras necesidades de esos niños que después emigran por la falta de oportunidades de excelencia para su desarrollo.
En ese sentido, el doctor Almazán Anaya explicó que desde la infancia es posible identificar a las personas que poseen capacidades superiores al promedio, conocidas como “sobredotadas”, pero hace falta un mayor compromiso tanto de las instituciones educativas (en particular los maestros), como de las madres y padres de familia para detectar a tiempo y poderles ofrecer mejores opciones para que desarrollen su talento al máximo y lo pongan al servicio de México, en lugar de mudarse al extranjero.
“Sí hay esta clase de niños en México, no es que abunden y por eso hace falta que los profesores y los padres de familia cuenten con elementos para detectarlos”, pues de esa manera es posible encaminarlos a temprana edad y que alcancen todo su potencial, explicó el doctor Andrew Almazán Anaya, quien ingresó a los 12 años a la Universidad, convirtiéndose en el universitario más joven de México.
La guía y la dedicación son muy importantes para dar a niños y niñas con estas características las herramientas necesarias para desarrollarse en campos de estricto conocimiento, como ciencias, matemáticas, y cultura general, además del manejo del inglés, (habilidad que se debe de cultivar con la mitad de las clases ordinarias en ese idioma), así como en términos de disciplina, autoconocimiento y control de los límites para que conozcan el valor de superar la frustración y puedan plantearse metas de largo plazo.
Explicó que la tecnología, con sus grandes avances y enormes posibilidades, también plantea retos, porque algunos niños y jóvenes corren el riesgo de desarrollar adicción y perder capacidades que de otra manera podrían florecer, sólo porque pasan demasiado tiempo frente a las pantallas.
Además, con la promesa que ofrece la tecnología de entregar todo rápido y fácilmente, los niños actuales empiezan a experimentar una gran frustración cuando las cosas en el mundo físico no ocurren con la misma facilidad y rapidez, lo cual puede llevarlos al camino de la violencia, para tomar por la fuerza aquello que no pueden conseguir.
“No digo que esto sea el origen de la violencia, pero puede ser uno de los factores que lleven a conductas antisociales en el contexto de un país donde también se observa un crecimiento de la violencia. Es necesario aprender a manejar la frustración no sólo en lo laboral y académico, sino también en lo social o familiar. Incluso, la incapacidad de manejar la frustración es una más de las causas de deserción en la universidad”.
En ese sentido, debe haber un equilibrio en el uso de la tecnología, con límites que deben ser establecidos claramente por padres y maestros de los niños y niñas, a fin de evitar posibles adicciones a la propia tecnología.
Asimismo, reconoció que ante las enormes facilidades que ofrece hoy en día la tecnología –por ejemplo, la Inteligencia Artificial Generativa, para crear textos—puede ocurrir que los niños se vuelvan “flojos” y en lugar de ellos mismos redactar sus trabajos de la escuela, recurran a estas herramientas “y eso podría esconder incapacidades de niños que no redactan bien y sólo nos podríamos dar cuenta hasta la Universidad”.
Explicó que las capacidades sociales también se pueden ver mermadas por el uso excesivo de la tecnología. Se trata de niños que, si se llegan a volver adictos, “ya no socializan y no saben nada fuera de videojuegos”, lo cual evidentemente es el lado negativo de la tecnología, aunque su lado positivo, es la enorme adopción de la educación a distancia.
En otro tema, habló del reciente Curso de Verano del CEDAT, (el primero que se realiza físicamente después de la pandemia), que permitió llevar a más de 20 niños y niñas a Harvard y al MIT, incluyendo algunas clases que ofrecieron profesores de esas instituciones y fueron recibidos por el director de Matemáticas de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Harvard.
“Fue una oportunidad muy diferente de llevar niños desde los 6 hasta los 12 años a tomar clases con gente más avanzada y fue muy importante abrir las puertas a los niños y jóvenes y demostrar que no todos quizá irán allá, pero sí mostrar lo que existe y lo que hay más allá incluso en ciencias”, lo cual calificó como una buena experiencia.
De hecho, ya se empieza a preparar el próximo curso de verano, que en 2025 tendrá lugar en Houston, Texas, con la visita a las instalaciones de la NASA.
C$T-GM