“La fantasía propone lo que ya no ofrece la ciencia ficción”
Game of Thrones se convirtió en la serie televisiva más premiada en la historia de los Emmy con 38 galardones en total a lo largo de seis temporadas, pero más allá de sus coincidencias con la realidad política mundial, la producción ha llamado la atención por su complejidad argumentativa y narrativa.
La historia en torno a la serie requiere que los espectadores asiduos a este mundo fantástico dediquen más tiempo y mayor esfuerzo a seguir las relaciones entre los personajes y los sucesos a su alrededor; este fenómeno, contradictorio a lo que hoy en día estamos acostumbramos por ejemplo con las tecnologías de fácil sustitución, es uno de sus grandes valores.
“En una sociedad que vive anhelando la siguiente generación de gadgets, el éxito de la serie televisiva de corte fantástico Game of Thrones podría reflejar el hartazgo que llega con las tecnologías que se agotan rápidamente”, aseguró Luis Roiz, experto en cine fantástico y de horror, cultura japonesa, cómics y videojuegos, de la Universidad Iberoamericana.
De acuerdo con el académico del Departamento de Diseño de la institución, con esta serie “la fantasía propone lo que ya no ofrece la ciencia ficción” en la vida real, pues su mitología compleja y la interrelación de sus personajes fortalecen la memoria de los televidentes y los obliga a ceñirse a un producto de largo aliento y no a uno efímero.
La serie basada en la colección de novelas del escritor estadounidense George R. R. Martin se desarrolla en un universo medieval donde los personajes principales tienen diversas transformaciones que se salen de las construcciones guionísticas tradicionales, donde más bien estos se polarizan en héroes y villanos.
Game of Thrones es pues el reflejo de un fenómeno de consumo en el que los usuarios prefieren productos elaborados más allá de su agotamiento momentáneo o superficial, de ahí su semejanza con la industria tecnológica, cuyo principal reto en los próximos años será imitar este tipo de experiencias sin perder de vista la innovación.
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