Redes sociales, barrera para detectar depresión infantil.
Culpa, enojo, hostilidad, retraimiento y depresión son algunos de los sentimientos y actitudes que los niños pueden experimentar durante la llamada “cuesta de enero”, un periodo en el que los adultos les contagian el pesimismo generado por los excesos incurridos en las fiestas decembrinas.
En opinión de la doctora Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), la “cruda emocional” de los adultos impacta en el ánimo de los menores de edad al llevarlos de un estado de euforia alimentada por paseos, compras y regalos, a una situación de austeridad al inicio del año.
«Los niños pueden pasar de estar enojados porque en diciembre todo era fiesta y compras, a la culpa, porque ahora papá y mamá están preocupados por todo lo que compraron, o a la manipulación porque de pronto pareciera que los padres están obligados a darlo todo”.
En el afán de “sintonizarse” con el espíritu navideño, los padres se dejan llevar por el placer de comprar, socializar, comer y beber en exceso; sin preocuparse por las consecuencias que tendrá gastar de manera no acorde a la economía familiar, de no tener el descanso necesario para regresar a la actividad laboral, al estudio, y del eventual impacto que habrá en la salud.
Los padres son un modelo de imitación. Si veo que mi mamá está en la euforia de la fiesta, en las compras, en el exceso y en enero la veo con la dieta, la restricción de dinero y la preocupación, claro que se genera un desajuste”.
Frente a ello, no es extraño que a la par que los adultos experimentan la “cuesta de enero”, los niños los acompañen experimentando síntomas de depresión derivado de los ajustes que se tienen que realizar cuando “se vuelve a la vida real”.
«Como responsables de familia, los padres tienen la obligación de regularse, recordemos que los niños son observadores de tiempo completo”, comentó la especialista en entrevista con Con$umotic.
Para la doctora Sotelo Arias, el uso de dispositivos móviles y el acceso a redes sociales como Facebook pueden convertirse en una barrera para detectar síntomas de este tipo de depresión pasajera en un niño.
Las redes sociales han abierto una brecha en la relación con los hijos. Las madres pueden estar ausentes incluso estando sentadas al lado de sus hijos, ya que ponen toda su atención en el grupo de amigas en Whatsapp o realizar publicaciones en Facebook”.
En ese sentido, añadió la especialista, es necesario aumentar la educación digital de los padres, pues han convertido las redes sociales en una especie de competencia continúa por ver quién, regala, pasea, come y vive mejor que el otro.
La doctora precisó que si bien los síntomas de depresión infantil después de las fiestas decembrinas suelen ser pasajeros, es importante que los padres estén atentos a una baja en el rendimiento escolar, actitudes de hostilidad o retraimiento que persista en sus hijos.
C$T-GM