En 14 años aumentó el número de jóvenes en el país, pero su proporción respecto a la población total mantiene una tendencia descendente.
Por muchos años México disfrutó del denominado Bono Demográfico, es decir, la ventaja de tener una población mayoritaria en edad de trabajar (los jóvenes), respecto de la dependiente (niños y ancianos), con lo cual el potencial productivo de la economía era mucho mayor, sin embargo, en los últimos años esta ventaja mantiene una tendencia descendente.
La posibilidad de integrar a la productividad del país, mano de obra fresca, vigorosa, en condiciones de impulsar el desarrollo económico de México, con el tiempo se ha ido diluyendo; de 1990 a 2014 el número de jóvenes aumentó de 23.9 millones a 31.4 millones, sin embargo, su proporción respecto al total de la población pasó de 29.4 a sólo 26.3 por ciento.
“Lo anterior se explica por un proceso de envejecimiento que se manifiesta en un aumento relativo de la población de mayor edad y en una menor participación porcentual en niños y jóvenes. Se estima que para el año 2022, su tasa de crecimiento anual será negativa (0.03 por ciento) respecto a 2021, y su número disminuirá a 30.5 millones en 2050”.
Así lo expresan cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en su reporte con motivo del “Día Internacional de la Juventud”, en la cual se destacan algunos datos poco favorables para este segmento de la población.
En relación al nivel educativo, -lo que debería ser la piedra angular de este grupo poblacional-, se presentan fuertes rezagos pues del total, 1.2 por ciento carece de instrucción, 2.8 por ciento no completó la primaria, lo que los coloca en situación de vulnerabilidad y de la posibilidad de convertirse en analfabetas “sino incluyen en sus actividades diarias, la lectoescritura”.
El nivel de deserción entre adolescentes de 15 a 19 años es alto, 37.5 por ciento, sólo cuenta con el primer año de bachillerato, “no todos asisten actualmente a la escuela”, se estima que 79 por ciento tiene oportunidad de tener una formación académica.
Falta de dinero en el hogar (36 por ciento); les disgusta estudiar (7.8 por ciento), fue más importante trabajar que estudiar (7.2 por ciento) son las tres principales causas por las cuales un importante número de jóvenes no estudia actualmente.
Esto es reforzado por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012, la cual estimó que 72.4 por ciento de los adolescentes de 15 a 19 años que viven en los hogares con el decil más alto de ingresos asisten a la escuela, en contraste sólo 39.2 por ciento, lo hace en hogares con el decil de ingreso más bajo.
Entre los jóvenes la tasa promedio de desempleo es de 8.4 por ciento es decir, casi el doble que el promedio nacional (4.8 por ciento); para el primer trimestre de este año aquellos en edad de 15 a 19 años registran una desocupación en 9.8 por ciento; mientras que de 20 a 24 años es de 9.2 por ciento; lo cual puede obedecer a la falta de experiencia laboral.
Bajo este escenario se explica porque muchos de los jóvenes tienen empleos temporales o de tiempo parcial, y porque el mercado informal es su principal alternativa de trabajo (61.7 por ciento de los ocupados) situación más notoria entre los que presentan baja formación académica (90.3 por ciento de los que tienen primaria incompleta y 84.3 con primaria completa).
Entre las principales preocupaciones que tienen los jóvenes es la inseguridad, pero resulta paradójico que el nivel mayor de defunciones entre esta población se genere por agresiones, (32.2 por ciento), accidentes de transporte (17.1 por ciento); lesiones autoinflingidas intencionalmente (6.6 por ciento) por VHI 2.8 por ciento y ahogamiento y sumersión accidentales (2.3 por ciento).
Sobra decir que en materia de salud el escenario no es mejor, 32.7 por ciento, en edad de 15 a 29 años no está afiliada o inscrita a algún servicio médico y sólo 33.7 por ciento tiene estos servicios por algún programa social.
Los adolescentes de 15 a 19 años son el único grupo poblacional con mayor número de hombres que de mujeres. A partir de los 20 años la relación es menor de cien y su tendencia se mantiene más o menos estable (aproximadamente 90 hombres por cada cien mujeres).
“Esto obedece a un efecto acumulativo y constante de la sobremortalidad masculina, a nivel nacional fallecen 323 hombres por cada 100 mujeres derivado del mayor nivel de riesgo que asumen los primeros”.
Mayores detalles del estudio lo encuentras en www.inegi.org.mx