En AL, una de cada tres mujeres carece de ingresos propios.
Si bien las mujeres son motor clave en los objetivos mundiales de desarrollo, su presencia sigue estando separada por enormes brechas que van desde lo laboral, hasta lo educativo, económico, social, digital y político; frente a lo cual es fundamental reconocer que la igualdad de género es materia pendiente en diversos países, incluido México, aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
En América Latina el panorama no es halagüeño, pues una de cada tres mujeres en edad de trabajar no tiene ingresos propios y 26 por ciento de quienes sí laboran perciben un ingreso menor al salario mínimo; además, 78 por ciento trabaja en sectores de baja productividad, y 60 por ciento tiene un empleo en el mercado informal.
«Las mujeres podemos ser motores de un nuevo enfoque, de una nueva forma de desarrollo, más sostenible, que esté vinculado a la innovación y que con ello se aumente la productividad. Para mi lo más importante es vencer la cultura del privilegio, en toda América Latina, tenemos muy marcada la cultura del privilegio y debemos irnos a la cultura de la igualdad», dijo al participar en el foro Forbes «Mujeres Poderosas».
Bárcena refirió que el cierre de las brechas de ingreso y de oportunidades en el mercado laboral de la región se cerraran, se tendría en México un aumento de ingresos en los hogares de más de 15 por ciento, cuyo efecto incidiría directamente en la reducción de la pobreza.
«La pobreza sigue teniendo rostro de mujer: por cada 100 hombres pobres en América Latina, hay 118 mujeres. Somos una región sin guerras pero profundamente marcada por la violencia, los feminicidios son la expresión extrema de las desiguladades y de los privilegios».
En opinión de la representante del organismo internacional, la desigualdad socioeconómica, los patrones culturales patriarcales, la división sexual del trabajo y la concentración del poder son cuatro «nudos» que deben deshacerse en todo país que busque concretar una igualdad de género real.
«El empoderamiento es la clave de la emancipación, vemos que los candidatos hablan de asistencialismo y no de empoderamiento para las mujeres, y ese elemento se logra venciendo aspectos importantes como la pobreza y la desigualdad».
Los desafíos en América Latina y México son grandes si se considera que en la región, las mujeres destinan dos tercios de su tiempo al trabajo no remunerado como la actividades relacionadas con el hogar y el cuidado de hijos y familiares, en tanto que los hombres destinan sólo un tercio.
«En inclusión financiera, hay una brecha de 20 por ciento en acceso a cuentas bancarias, propiedades, activos y créditos… Sólo un tercio de las mujeres en América Latina estudian carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología y las matemáticas».
En conjunto, la falta de oportunidades económicas y sociales, los estereotipos, la violencia de género y la pobreza son barreras que limitan el desarrollo de la población femenina y por ende el de las naciones en un contexto cada vez más complejo y exigente.
«La igualdad de género no sólo es un principio ético y necesario, sino también la base para crear autonomía, reconocimiento y dignidad. La igualdad es ir más allá de la distribución de ingresos, es ir a otras dimensiones como la capacidad, protección social y acceso a bienes públicos».
Por su parte, Alejandra Castillo, Country Manager de Lenovo México; Julia Gómez, Chanel and Device Marketing Lead de Microsoft México y Vanesa García, directora de Marketing de Intel México coincidieron en que el uso y la adopción de tecnología es un factor determinante para el desarrollo de las mujeres, tanto en el ámbito familiar como en el laboral.
En un entorno que exige cada vez más habilidades digitales, las mujeres no pueden y no deben quedarse a la zaga pues son ellas quienes siguen teniendo en sus manos la educación y formación de los hijos; y además, son figuras de fuerte influencia entre otros integrantes de la sociedad.
C$T-GM