Pese al reciente crecimiento que registran los ingresos en los hogares de bajos recursos, el gasto que realizan en telecomunicaciones hace que el acceso a estos servicios no sólo continúe siendo “un desafío”, sino que el proceso de inclusión digital, de acceso a oportunidades educativas y laborales sea limitado, y sobre todo que los niveles de inequidad para este grupo poblacional persistan.
“El gasto en comunicaciones en relación con el ingreso del hogar revela una tendencia significativa: hay una mayor carga para hogares de bajos ingresos. Los hogares en el decil I destinan un 5.5 por ciento de su ingreso a comunicaciones, en comparación con sólo un 2.3 por ciento en el decil X. Esto plantea preocupaciones sobre la asequibilidad y el acceso a servicios de comunicación”, explicó Erick de la Cruz Rojas, subdirector de Negocios de la consultora Select.
En su más reciente análisis destacó que el coeficiente de Gini, una medida que refleja la desigualdad en la distribución del ingreso, disminuyó de 0.449 a 0.402, (donde 0 es igualdad perfecta y 1 la máxima desigualdad), lo que significó un ligero avance hacia una mayor equidad en México.
“Esta reducción refleja una mejora, aunque leve. Sin embargo, esta tendencia positiva debe ser monitoreada y fortalecida con políticas que aborden la desigualdad persistente para lograr avances más significativos”, indicó el experto.
En términos monetarios esto se traduce en que los ingresos promedio trimestrales por hogar mostraron un crecimiento sostenido en todos los deciles, con un aumento general en el ingreso total de 63 mil 565 en 2016 a 63 mil 695 para 2022, no obstante persisten patrones de desigualdad en los deciles superiores e inferiores.
“Los deciles inferiores han mostrado incrementos en sus ingresos, reflejando una mejora en las condiciones económicas de los hogares de bajos recursos… el ingreso en el decil X experimentó una caída en 2022, posiblemente debido a cambios en el mercado laboral o inversiones”.
El origen de los recursos explicó que la fuente principal en todos los deciles son los ingresos por trabajo, sin embargo la “desigualdad es notable”, pues en el decil más bajo (I), los ingresos laborales representan 5 mil 717 pesos trimestrales, mientras que en el decil más alto (X) suman 127 mil 882 pesos, es decir, una diferencia superior en más de 22 veces.
Respecto a la renta de la propiedad, esta es prácticamente inexistente en los hogares de los deciles más bajos, donde apenas representa 4 mil 794 pesos trimestrales, en contraste, en el decil X alcanza 22 mil 980 peso, lo que significa que los hogares con mayores ingresos logran beneficiarse de ingresos pasivos provenientes de propiedades y activos, un lujo que los deciles bajos no poseen.
En el caso de las Transferencias, estas son fundamentales para los deciles bajos y medios, como en el decil I, donde suman 4 mil 794 pesos, pero en el caso de los deciles altos, el decil X, llegan a sumar 29 mil 457.
“En los hogares de menores ingresos, las transferencias provienen principalmente de programas gubernamentales y beneficios sociales, mientras que, en los deciles más altos, las pensiones y jubilaciones constituyen una parte considerable de estas transferencias (21 mil 252 pesos en el decil X)”.
Bajo este contexto De la Cruz Rojas consideró crucial evaluar la sostenibilidad observada en el crecimiento de los ingresos de bajos recursos y abordar las raíces estructurales de la desigualdad, como el acceso limitado a educación y oportunidades laborales.
Además indicó que la dependencia de las transferencias en los hogares de bajos ingresos habla de la necesidad de revisar estas políticas para que no solo alivien la situación económica temporalmente, sino que se promueva la inclusión económica y autosuficiencia a largo plazo.
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