Más allá del déficit de talento técnico existente en materia tecnológica, hace falta establecer y comunicar de manera adecuada una cultura organizacional al interior de las empresas, que haga entender a todo el personal qué sí y qué no se puede hacer con la Inteligencia Artificial (IA), además de brindar certidumbre a los empleados en el sentido de que esta tecnología no terminará por sustituirlos.
Para ello, es indispensable que todos los miembros de las unidades productivas (incluyendo a los que no son técnicos), entiendan en términos sencillos en qué consiste la IA y para qué se usa y que sean conscientes de que sólo una parte de sus tareas cotidianas puede ser dejada a la tecnología, pero lo demás “tiene que seguir siendo humano”, aseguró Sofía Pérez Gasque, directora general de AMITI.
Al participar en el México Digital Summit 2024, la directora de la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de la Información (AMITI), señaló que una vez pasado el “boom” de la IA como la gran irrupción en el mundo laboral, lo importante será que se comprenda en toda su magnitud la ética y la cultura organizacional sobre su uso.
“Por más que trabajemos en empresas de desarrollo de software, hay personal que no es técnico y a esas personas se les debe explicar en términos sencillos en qué consiste la tecnología y por qué no se puede usar para todo y por qué no se deben compartir ciertos datos de la empresa con las herramientas de Inteligencia Artificial Generativa que cualquiera usa en su día a día”, explicó.
El tema pasa por la cultura organizacional porque muchas veces el personal que no es técnico a veces no acata las políticas del buen uso de la IA, porque en ocasiones no les explican por qué no pueden usarla para algunas cosas, pero “cómo queremos que respeten las políticas de uso si no se las explicamos correctamente”.
Recordó que de las 14 actividades que una persona pueda tener al día, siete se pueden hacer con IA; en otras cuatro, la tecnología sólo mejora el tiempo de respuesta y las demás tienen que seguir siendo humanas y eso lleva a que en la cultura organizacional de las empresas, todos tengan claro qué actividades se pueden o no mejorar con la IA, sin caer en la tentación de querer hacer todo con ella.
Es importante mantener una “lógica en la toma de decisiones” y ésta se debe comunicar de manera asertiva, para asegurarse que todo el personal siga los mismos estándares, pero sobre todo que tenga certeza de por qué se deben seguir esos estándares, sobre todo “cuando una persona puede usar la herramienta para sus asuntos personales, pero se le pide que no lo haga para los asuntos de la empresa”.
Paralelamente, se debe seguir cerrando la brecha de talento digital, para lo cual la AMITI está trabajando un programa de capacitación para formar jóvenes con habilidades digitales que les permita insertarse en el ámbito laboral), al tiempo de capacitar a quienes no son técnicos en las empresas en lo básico de la tecnología para que entiendan sus potencialidades, limitaciones y uso correcto.
A los técnicos también se les debe reforzar la capacitación en materia de las llamadas “habilidades blandas”, porque “hoy estamos buscando el talento que sea especializado y también que tenga las competencias requeridas para las nuevas necesidades del ambiente laboral”.
Sofía Pérez Gasque señaló que el reto es claro: “cómo guiamos a las personas para que sean mejores líderes y usar la tecnología que tenemos en las compañías de la mejor manera y esto beneficie a la gente de su alrededor”.
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