El presidente Andrés Manuel López Obrador exhortó a los padres y madres de familia a enviar a los menores de edad a clases presenciales y a los equipos docentes a abrir los planteles, pues las escuelas son el segundo hogar de los estudiantes y no se han tenido problemas de contagios como se alertaba en campañas de desinformación.
“A abrir todas las escuelas, ya no debe de haber escuelas cerradas. Hubo toda una campaña de que se iban a contagiar los niños de COVID-19; ya está demostrado que esto afortunadamente no sucedió. Podemos probarlo”, expresó el mandatario.
Apoyado con una gráfica, el mandatario se refirió a los contagios reportados en menores de edad del 1 de agosto al 23 de octubre, y la cual señalaba que desde el 16 de agosto se registraron 55 mil 701 casos de COVID-19.
De acuerdo con esas cifras, el porcentaje por grupo de edad osciló entre 1.0 y 6.0 por ciento. Los de cero a cuatro años representaron sólo 1.0 por ciento del total de casos; los de cinco a 11 años, 3.0 por ciento, y los de 12 a 17 el 6.0 por ciento.
“Es muy importante subrayarlo, porque nos costó trabajo convencer que se regresara a clases presenciales. Había toda una campaña en contra, desinformando, y no hemos tenido, afortunadamente, problemas de contagios en escuelas. Y todavía nos faltan escuelas que se abran”.
El mandatario señaló que en general siguen bajando los contagios y el número de fallecidos, por lo que recalcó el llamado para que un mayor número de estudiantes del nivel básico retomen las clases presenciales.
“Es importante la educación presencial. Si vamos a tener abiertos los centros comerciales, desde luego, como aquí está explicado, con medidas sanitarias, por qué no vamos a tener abiertas las escuelas”, cuestionó.
Si bien el semáforo epidemiológico está en verde en 29 estados del país, aún no han regresado a las aulas el 100 por ciento de los estudiantes, ni han abierto todas las escuelas del país.
No existe un llamado oficial como tal de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a los planteles o directivos a que abran o para que concluyan las clases virtuales y retomen las presenciales. Algunos estados tienen diferentes estrategias, como en Guerrero, donde se está entregando Distintivo Regreso Seguro a Clases para la reapertura.
En algunos planteles públicos de la Ciudad de México se han informado que, por decisión del Consejo Técnico las clases presenciales serán de lunes a jueves. Es decir que los pequeños que permanezcan en casa sólo contarán con un día a la semana para asesorías virtuales con su maestro o maestra.
El uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) adquirió gran relevancia durante el confinamiento, pero algunos expertos consideran que la educación en América Latina deberá enfrentar la “crisis silenciosa” del sector, reestructurar los sistemas educativos, avanzar en calidad educativa y en la universalización del acceso digital.
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ha advertido que a pesar de que el 99 por ciento de los estudiantes interrumpieron hasta mayo de este año clases presenciales, la educación “no ha estado en el centro del debate de la agenda de políticas públicas para abordar la crisis prolongada del COVID-19 y la recuperación en América Latina y el Caribe”.
Esta interrupción total o parcial de al menos 40 semanas de clases, expuso, equivalen a un año académico, pero además las escuelas también cumplen un rol de protección y monitoreo que va mucho más allá de los propósitos académicos, y en ese sentido el regreso es muy importante para los sectores más desfavorecidos.
“La discontinuidad de los estudios o la imposibilidad de acceder al mismo tipo de continuidad por la vía virtual, sumado a la crisis económica que afecta los ingresos de los hogares, amenazan con incrementar el riesgo de abandono escolar y de trabajo infantil, lo que generará retrasos en los procesos de aprendizaje, profundizando las brechas existentes y generando lo que hemos llamado una crisis silenciosa”.
De acuerdo con la CEPAL, 3.1 millones de jóvenes, niñas y niños podrían abandonar la educación en la región por la crisis; además, alrededor de 300 mil se podrían ver obligados a trabajar. También se prevé un aumento de la doble carga de malnutrición (desnutrición y sobrepeso) en la infancia, así como efectos negativos en la salud mental.
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