Mientras el sentido de urgencia por utilizar Inteligencia Artificial (IA) casi para todo se acelera exponencialmente en el mundo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), advirtió que para darle viabilidad a esta tecnología, se requerirán entre 4 mil 200 millones y 6 mil 600 millones de metros cúbicos de agua al año, a partir de 2027, cifra equivalente a todo lo que se extrae de agua en Dinamarca en un año, o la mitad del consumo total del Reino Unido.
De hecho, algunos gigantes digitales han revelado información que confirma esta tendencia. Por ejemplo, Google señaló que tan sólo en 2021 –antes de la aparición de OpenIA– sus Centros de Datos en Estados Unidos, utilizaron un total de 12 mil 700 millones de litros de agua; en tanto que en 2022, Microsoft reportó un aumento del 34 por ciento en el consumo de este recurso, debido a las actividades de entrenamiento de modelos como ChatGPT.
Esto se deba a que Inteligencia Artificial requiere un poder de procesamiento mucho mayor que otras tecnologías, lo que implica mayor exigencia en los centros de datos que sustentan la información y por lo tanto requieren enfriamiento constante para no sobrecalentarse y garantizar un buen funcionamiento, lo cual hasta ahora se hace en su mayoría con agua.
La empresa especializada en purificación de agua para consumo humano, Somos PURA, advirtió que este nivel de consumo de los centros de datos impulsados por la IA, ha llegado al punto de comprometer el abasto para el consumo humano, porque los servidores consumen grandes volúmenes de agua para refrigeración y humidificación.
Si bien ya se han comenzado a utilizar tecnologías de enfriamiento sin agua y los nuevos centros de datos utilizan tecnología mucho más eficiente, el tema sigue siendo un reto, a decir de Lucas Barrionuevo, cofundador de Somos PURA, quien advirtió que para evitar que la tecnología y el bienestar humano entren en conflicto, “es necesario garantizar un modelo responsable, donde empresas, gobiernos y consumidores asuman un papel activo en el impacto hídrico de la IA”.
En el caso de los gobiernos, les toca implementar regulaciones más estrictas para el reuso, filtrado y regeneración del agua en los Centros de Datos, especialmente en regiones que ya sufren estrés hídrico, como el caso de Querétaro, entidad donde existen varias instalaciones de gran escala, como Google, Microsoft y Amazon Web Services.
A las empresas les toca invertir en investigación y desarrollo para generar tecnologías más eficientes y optimizar el proceso de enfriamiento, como ya lo están haciendo varias empresas tecnológicas en México y otros países.
Los consumidores deben ser conscientes de que el uso de la IA implica una presión adicional en el acceso al agua, pues en la práctica, “cada vez que una persona genera una imagen con inteligencia artificial (IA), consulta un chatbot o reproduce una serie en streaming, es como si abriera la llave del agua y la dejara correr por varios minutos”, debido que los datos se alojan en centros de datos que consumen agua en grandes cantidades.
En tanto se desarrollan tecnologías más eficientes, algunas de las recomendaciones son reubicar estas instalaciones en zonas geográficas con bajas temperaturas para reducir el nivel de refrigeración requerido; utilizar energía solar y refrigeración evaporativa que reduce la cantidad de energía requerida, así como reusar y filtrar el agua en circuitos cerrados, en lugar de desecharla, y reducir la cantidad de líquido necesaria en cada ciclo a partir del filtrado del recurso.
C$T-GM