Pese a que los problemas relacionados con la salud mental están cada vez más presentes en las sociedades modernas y que gracias a los medios digitales es mucho más fácil acceder a información, el acceso a los servicios profesionales especializados en psicología y psiquiatría sigue enfrentando barreras como el desconocimiento, estigmas y tabúes.
Si un día te duele el estómago, vas al médico general, si un día te duele una muela, acudes al dentista, ¿Y si un día te duele una emoción? ¿Te duele vivir? ¿A quién acudes? Lo lógico sería buscar la ayuda de un especialista en salud mental. ¿Por qué entonces las personas confían en quien les asegura que todo es cuestión de “echarle ganas”?
Y es que trastornos como la depresión, que se hicieron aún más presentes entre la población derivado del confinamiento por la pandemia, la pérdida de seres amados y la crisis económica, suelen minimizarse tanto a nivel social como individual.
Datos de la firma Statista muestran que en los últimos 12 meses, el 26 por ciento de las personas entrevistadas en México han experimentado problemas de salud mental, un nivel que incluso supera lo registrado en países como China.
Además, se ha registrado una frecuencia del 66.9 por ciento de hogares cuyos miembros se han sentido deprimidos así como un aumento sostenido en las tasas de suicidio desde los 6 mil 425 casos en 2015 a 8 mil 447 registrados en 2021.
De hecho, la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar están entre los temas que más buscan las personas en internet, lo cual quizá esté reflejando qué tanto la sociedad se sigue resistiendo a visibilizar problemas históricamente estigmatizados y prefiere enfrentarlos en la soledad de una pantalla haciéndose de recursos de información y soluciones que lejos de ayudar, terminan profundizando el daño.
Hoy por hoy, el uso de internet es un recurso necesario y de suma importancia para obtener información, comprobar datos, despejar dudas, y el tema de la salud no es la excepción, el problema es que las personas no avanzan hacia el siguiente paso que es acercarse de manera directa con un profesional, tal como lo haría si le doliera una parte física de su cuerpo.
Es así que pedir consejos a amigos o familiares, acudir a sesiones que prometen quitar la “mala suerte”, hacer rituales para que “me quiera” o hacerse fiel “seguidor” de influencers que en redes sociales crean contenido “empoderador”, son prácticas muy comunes pero poco efectivas, y peor aún, potencialmente peligrosas.
En internet existen millones de contenidos realizados por pseudo profesionales que aprovechan la vulnerabilidad emocional de las personas lucrando con la salud mental sin el más mínimo nivel de responsabilidad y conciencia sobre las consecuencias que puede vivir una persona que está viviendo en un estado de depresión o ansiedad.
Culpabilizar a la persona y hacerle creer que todo lo que enfrenta es bien merecido porque no está siguiendo ciertas reglas o hábitos, reafirmar el mensaje de que todo es cuestión de “buena actitud”, son algunas de las prácticas que reafirman el nocivo “echeganismo”.
No debemos perder de vista que existen factores externos que influyen en la salud mental de la población como por ejemplo, el temor y la ansiedad que siente una persona que vive en una zona donde se registran constantes asaltos, que tiene un empleo agotador, sufre los efectos de la precariedad económica o tiene el papel de cuidador por una enfermedad crónica de un familiar.
Así como un dolor de apendicitis no se quitará con un té de hierbabuena, por más que los efectos curativos de este planta estén demostrados, la salud mental no puede sustentarse sólo usando los colores óptimos para atraer energía positiva.
Acercarse con un profesional de la salud mental es una tarea que debe tomarse muy en serio para evitar caer en manos de personas que carecen de la formación y capacitación necesaria y que sólo representarán un gasto económico, desilusión y en el peor de los casos, agravar síntomas y consecuencias.
Si ya tomaste la decisión de acudir con un profesional de la salud mental, ya sea para orientación, asesoría, terapia grupal, familiar, de pareja o individual, no pases por alto conocer detalles sobre su trayectoria académica, si tiene cédula profesional y posee los conocimientos adecuados para atenderte.
Si durante la atención sientes incomodidad, que el personal te pregunta sobre temas que te hacen sentir desconfianza o que son muy privados para ti o te pide que realices actividades que te parezcan extrañas o te generan malestar, definitivamente, algo no va bien.
Ante ello, la mejor opción siempre será alejarse y poner tu salud mental en manos de otro profesional que trabaje siempre en estricto apego a los códigos de ética y que en ese espacio te sientas con confianza, libertad y bienestar.
Si un día necesitas ayuda para cuidar de tu salud mental y te encuentras con alguien que te escucha, te orienta, te genera confianza, te respeta, te hace sentir seguro y libre de comentarle lo que desees, se compromete con tu proceso y muestra ética en su forma de trabajo y comienzas a sentirte mejor, sabrás que acudir a terapia funciona, que el cuidado de la salud mental es importante y que puedes cuidar de ella para mejorar tu calidad de vida.
Derribar los estigmas y tabúes en torno a la salud mental es una tarea que debemos realizar todas y todos, apostemos porque las terapias psicológicas sean tan comunes y normales como acudir con el dentista o el médico general. Si no estás dispuesta o dispuesto a padecer un dolor de muela, ¿por qué dejas pasar un dolor emocional?
Recuerda, la tecnología es una gran aliada para apoyarte en la búsqueda de ayuda profesional, acceder a recursos como libros, aplicaciones, videos y material de audio recomendados por tu terapeuta, ¡aprovechemos todo el potencial de la era digital en nuestro bienestar emocional!
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