La banda de 2.5 GHz en México acarrea polémica, pero no una “maldición”. Los conflictos sobre la tenencia de estas frecuencias pueden explicarse con fundamento en el arreglo institucional en el país.
El conflicto entre el Ejecutivo federal y las renovaciones de la banda para MVS (2011-2012) parecía haber concluido en 2013 con el acuerdo entre la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y los concesionarios de la banda 2.5 GHz: 60 de los 190 MHz de la banda serían conservados por los concesionarios fijos a cambio de proveer acceso inalámbrico a Internet.
En el papel, el arreglo promovía el uso del recurso para ampliar la oferta de conectividad y una nueva licitación.
En 2016, sin embargo, la SCT volvió a aparecer para solicitar al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) evaluar el retraso de la licitación 2.5 GHz (originalmente planeada para iniciar en 2016), de modo que pudiera participar en ella el consorcio ganador de la Red Compartida. Los plazos cambiaron, pero no los incentivos de los operadores en un momento en el que el servicio de datos se consolida como el principal en las redes celulares.
En términos llanos: si en el mercado primario (licitaciones) se restringe la oferta de espectro, el mercado secundario o la compra de empresas concesionarias se vuelve la alternativa obvia. Las adquisiciones de entidades controladoras de frecuencias se pueden encontrar al norte y al sur del Río Bravo:
• EUA: la compra de compañías con espectro de bandas como 24, 28 y 39 GHz cuyo uso se contempla en desarrollos de redes denominados como 5G. Estas bandas están licenciadas a algunas empresas y por lo tanto el gobierno no estaría ofertando directamente esta capacidad.
• Argentina: Nextel adquirió empresas de servicios inalámbricos con licencias de 900 MHz y 2.5 GHz para obtener espectro que estaba ocupado pero que podía ser reclasificado (refarming).
• Perú: América Móvil no fue exitosa en adquirir espectro AWS en la subasta de 2013 y compró empresas fijas para obtener espectro de la banda 2.5 GHz.
En México, Telcel recibió recientemente la autorización para adquirir indirectamente el espectro de la banda 2.5 GHz concesionado a MVS. Telefónica también recibió permiso para comprar 30 MHz de la banda 1.9 GHz adjudicados a Grupo Hermes en la región 8 (segmentación PCS).
Si en México está habilitada una forma de mercado secundario de espectro, ¿por qué necesariamente retrasar la subasta de 2.5 GHz? La Red Compartida no está limitada a la banda de 700 MHz y puede obtener otros recursos de espectro y pudo haber recurrido a instrumentos como el mercado secundario o la búsqueda de bloques remanentes que quedaran de la subasta 2.5 GHz.
Para el mercado móvil mexicano, el trato Telcel-MVS en la banda 2.5 GHz en combinación con la decisión de retrasar la subasta de la banda implican que los jugadores deben ajustar su estrategia. Más que un tema de acumulación de espectro, la evolución en la oferta de LTE de Telcel es lo central en términos de competencia.
Con la banda 2.5 GHz, Telcel nutrirá la capacidad de su red LTE y eventualmente podrá lanzar LTE-Advanced (LTE-A), pero esto podría tomar algunos meses en concretarse. AT&T cuenta con el segundo portafolio de espectro más amplio para servicios móviles y podría lanzar LTE-A independientemente de su interés en la banda 2.5 GHz.
Telefónica tiene la segunda mayor base de usuarios y es el que menos espectro posee actualmente, por lo que tiene incentivos de promover la adjudicación de nuevo espectro para explotarlo directamente o a través de un mayorista como la Red Compartida.
Esto se hace más evidente al considerar la tenencia de espectro nacional comparada con las bases de usuarios. Partiendo de los 464 MHz adjudicados en México para servicios móviles y la tenencia promedio nacional por operador, Telcel tiene al primer trimestre de 2017 (1T17) más de 384 mil 896 suscripciones por MHz, Telefónica 396 mil 772 y AT&T 104 mil 938.
Al sustraer las bandas de 2.5 GHz, AWS-3 y 800 MHz (esta última usada para trunking y en proceso de reorganización), las estimaciones serían al 1T17 de 814 mil 893 suscriptores por MHz para Telcel y 128 mil 284 para AT&T (Telefónica se mantendría constante).
Naturalmente este es un agregado nacional y las bases de usuarios por región brindarían aproximaciones más precisas.
En otras palabras, el espectro adicional que adquirió Telcel pero que no está en uso todavía (AWS-3 y 2.5 GHz) y el que “heredó” AT&T de la red iDEN de Nextel representan respectivamente una variación de esta densidad (suscriptores/MHz) en 52.8 y 18.2 por ciento respectivamente.
Al tener más usuarios hay incentivos para contar con más espectro para la red de radio y evitar que la experiencia del usuario se degrade por congestión. Además, esta capacidad adicional puede mejorar la oferta de acceso con el lanzamiento de LTE-A.
Varias entidades, (incluyendo el IFT) han emitido su propia estimación de la tenencia de espectro tomando en cuenta parámetros diferentes. Telconomia estima que, incluyendo a la Red Compartida y tomando en cuenta las bandas de 700, 800, 850, 1900, 2500 MHz y AWS (incluyendo AWS-3) la participación de las licencias disponibles para Telcel es de 40.8 por ciento por 25.9 por ciento de AT&T, 19.4 por ciento de la Red Compartida y 13.9 por ciento de Telefónica.
Sustrayendo las bandas de 800, 2500 MHz y AWS-3, Telcel tendría 35.5 por ciento, AT&T 38.9 por ciento y Telefónica el 25.6 por ciento restante. El manejo de la tenencia del espectro como porcentajes no revela tan claramente los incentivos como lo hace la comparación de esta tenencia con las bases de usuarios establecidas.
Esta mirada al espectro permite ver cómo los operadores establecidos lidian con bases amplias de usuarios y escasez de espectro, por lo que es evidente que si el gobierno restringe el mercado primario, los concesionarios buscarán alternativas para obtener nuevas frecuencias.
Estos incentivos no desaparecen, por lo que una modificación en la planeación del espectro pone en marcha estrategias alternativas al mercado primario que pueden resultar luego en asimetrías en la oferta comercial, como lo sería un lanzamiento de LTE-A por Telcel que en el papel sería replicado primero por AT&T y quizás luego por Telefónica, siempre mediado por la tenencia de espectro de cada uno en relación con su base de suscriptores.
C$T-EVP