Las consecuencias negativas para nuestro país son contundentes; de hecho, México podría ser la nación más dañada por el impacto petrolero
El próximo domingo tendrá verificativo la cumbre de Doha, misma en la que los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tratarán de definir el rumbo del mercado petrolero, y especialmente de los precios del hidrocarburo.
La versión, o especulación más socorrida, gira en torno a fijar eventuales topes a la producción petrolera, con el fin de no saturar más los inventarios en los países miembros y con ello permitir que los precios se recuperen, medida que podría ser considerada por varios productores que no pertenecen al cártel petrolero.
El espejismo de la recuperación
Como sabemos, los mercados suelen reaccionar por el famoso factor de descuento, es por eso que en realidad lo que suceda en Doha el próximo domingo ya fue descontado por el mercado en recientes semanas.
Desde que se formalizó la cumbre, el pasado 16 de marzo, el precio del WTI registró un repunte de 5.27 por ciento, el Brent subió 6.42 por ciento y la mezcla mexicana mostró un avance de 1.26 por ciento.
Sin embargo, si consideramos las cotizaciones de mediados de febrero, cuando Rusia, Arabia Saudita y otros países empezaron a «coquetear» con la idea de limitar la producción entre países miembros y no miembros, la recuperación en el precio del barril del hidrocarburo quedó de la siguiente manera:
El WTI (barril de petróleo texano), subió la impresionante cifra de 39.42 por ciento, el Brent del mar del norte se recuperó nada menos que 33.43 por ciento y el promedio del petróleo de nuestro país registró un avance de 26.75 por ciento.
Con las cifras anteriores pareciera que estamos en otro panorama, muy distinto al que se registraba a principios del año en curso, cuando se asomó el colapso global en este y otros mercados.
Una recuperación de casi 40 por ciento en los precios internacionales del petróleo es para consignar en cualquier parte; sin embargo, en el fondo lo más relevante es la situación que guardan los países afectados por la caída previa de los llamados petroprecios.
En ese sentido, el daño ya no puede evitarse, ya está hecho.
Sería necesario un avance vertiginoso de los precios del petróleo, y que éstos se mantuvieran así por un periodo prolongado, para que pudiéramos hablar de un avance significativo y que el efecto fuera borrado, nada de esto es posible por el momento, y no lo será en mucho tiempo.
En realidad, vamos rumbo a los dos años de una tendencia bajista en los precios internacionales del petróleo, la recuperación es apenas un paliativo que no sirve de mucho a las naciones que tuvieron que recortar sus presupuestos, por hablar solamente de uno de los muchos efectos que se reflejaron con el desplome de los precios internacionales del hidrocarburo.
México, el país más afectado por el golpe petrolero.
Si no se presenta en los próximos días algo fuera de lo común, México se mantendrá con el nada honroso privilegio de ser el país que más sufrió la caída de los precios internacionales del petróleo.
Nuestra nación ha recortado su presupuesto en tres ocasiones desde el colapso de los petroprecios, redujo también el gasto a la compañía petrolera propiedad del estado (Pemex), lo que impactó las expectativas de crecimiento y la cotización del peso contra el dólar, que registró una depreciación histórica.
A pesar de que posteriormente se recuperó, el Banco de México tuvo que subir la tasa de interés de referencia, y el esquema de subasta de ventas de dólares en el mercado cambiario nacional pasó a mejor vida, entre otras cosas.
Todos esos efectos o consecuencias son irreversibles ya no pueden evitar, el daño está hecho; lo mismo sucede con otras naciones como Brasil, Venezuela, Rusia, Iraq, etcétera.
Un dato lo dice todo, al cierre de la semana pasada el precio de la mezcla mexicana de petróleo se ubicó 61.08 por ciento abajo de la cotización de 80 dólares por barril, aquél mítico precio vigente hasta septiembre de 2014, que algunas autoridades enarbolaron como límite para el mercado en una tendencia claramente bajista iniciada meses antes, y cuyas consecuencias no se previeron.
La cumbre de Doha podría traernos sorpresas, el límite a la producción no será una de ellas, a menos que haya detalles que impacten en los mercados y por lo tanto en los precios del barril de petróleo.
Pero el «invierno petrolero» seguirá presente por mucho tiempo más, tan solo en nuestro caso también se ha recortado el presupuesto para 2017; lo bueno es que las finanzas públicas se han despetrolizado, no quisiéramos imaginarnos si no fuera así.
C$C-EVP