¿Recuerdas la primera vez que descubriste algo increíble en Internet? Tal vez fue un videojuego que te atrapó, una página que explicaba algo de una forma totalmente nueva o una herramienta que te hizo pensar: “¡Wow, esto es genial!”. Para muchas niñas, ese primer encuentro con la tecnología puede marcar la diferencia entre verla como algo intimidante o como una puerta abierta a la creatividad y el conocimiento.
Hoy, en un mundo donde la tecnología define nuestro día a día, necesitamos más voces, más mentes y más talento. Sin embargo, las mujeres siguen siendo solo el 25 por ciento de la fuerza laboral en tecnología.
Esto no solo refleja una brecha de género, sino también una gran oportunidad: la de impulsar más diversidad, innovación y nuevas perspectivas en el sector.
Pero ¿cómo logramos que más niñas se interesen en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)?
La clave está en dos elementos esenciales: la curiosidad y el juego.
La curiosidad es esa chispa que nos lleva a preguntarnos cómo funcionan las cosas, a explorar y a probar sin miedo a equivocarnos. Cuando las niñas tienen la oportunidad de experimentar con la tecnología en un ambiente que celebra sus preguntas y descubrimientos, su confianza crece y, con ella, su interés por aprender más.
El juego, por otro lado, hace que la tecnología sea algo accesible y divertido. A través de plataformas interactivas, programación de videojuegos o actividades en línea, las niñas pueden sumergirse en este mundo de forma natural y sin presiones, disfrutando mientras aprenden.
Para que más niñas se sientan cómodas explorando las TIC, es clave ofrecerles espacios donde puedan desarrollar habilidades como:
- Conocimientos técnicos: Desde lo básico en computación y programación hasta herramientas digitales que pueden usar para crear y expresarse.
- Pensamiento crítico y resolución de problemas: Juegos de lógica, diseño gráfico o incluso la edición de videos pueden ayudarles a ver la tecnología como una herramienta para solucionar problemas y contar historias.
- Creatividad e innovación: Diseñar su propio mundo virtual, programar un pequeño juego o experimentar con nuevas herramientas despierta su imaginación y las motiva a seguir explorando.
- Colaboración y comunicación: Actividades en comunidad, como clubes de tecnología o juegos multijugador, pueden reforzar su confianza y demostrarles que la tecnología también es un espacio para conectar con otras personas.
Las TIC están en todas partes, y cuanto antes se acerquen a ellas de una forma positiva y emocionante, más natural será para las niñas imaginarse como creadoras de tecnología en el futuro.
Cerrar la brecha de género en este campo no es solo un tema de equidad, sino de talento, de ideas y de innovación. Si queremos un futuro lleno de soluciones más inclusivas y transformadoras, necesitamos más niñas jugando, aprendiendo y creando con la tecnología.
C$T-GM