La falta de visión digital en el gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador se reflejará en su tercer informe y para nadie será sorpresa que el discurso político se centrará en los compromisos que considera cumplidos. Asistiremos pues, a un recuento de desafíos que en plena era de transformación digital se han abordado con estrategias del pasado.
El jefe del Ejecutivo hablará de las oportunidades académicas que su política de becas y apoyos sociales le ha dado a la juventud mexicana, pero ¿mencionará el reto que representa que 65 por ciento de las y los niños de hoy trabajarán en empleos que aún no existen, producto del uso y desarrollo de tecnologías como la Inteligencia Artificial, Blockchain, el Internet de las Cosas y los sistemas autónomos?
El presidente expondrá los avances de su gobierno en materia laboral, pero ¿apuntará que en el contexto global la automatización provocará la pérdida de 75 millones de empleos en 2025 y que en forma paralela creará 133 millones de nuevos puestos de trabajo?
En su tercer informe, ¿el líder de la Cuarta Transformación (4T) de México abordará la brecha digital como un fenómeno que, de reducirse podría generar más de 3 millones de empleos directos?
¿Señalará qué hacer para impulsar la inversión de más de 11 mil millones de dólares que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que México necesita para ampliar la conectividad en el país?
En las cuentas que rendirá este 1 de septiembre, el primer mandatario hablará de la economía mexicana. Sería bueno que mencionara el dinamismo de una economía digital, en la que cada minuto se gastan a nivel mundial 1.6 millones de dólares en compras online.
Impulsar la recuperación económica, incrementar la seguridad, combatir la corrupción y garantizar el acceso a la salud y a la educación, son objetivos gubernamentales intrínsecos a los que debiera sumarse la inclusión digital universal; sin embargo, este mandato constitucional ha sido sistemáticamente incumplido por el Ejecutivo federal.
La Constitución es muy clara: El Ejecutivo federal tendrá a su cargo la política de inclusión digital universal en la que se deben incluir los objetivos y metas en materia de infraestructura, accesibilidad y conectividad, Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), habilidades digitales, así como los programas de gobierno digital, gobierno y datos abiertos.
El transitorio Décimo Cuarto del decreto de reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, publicado en 2013, también establece que está en manos del Ejecutivo el fomento a la inversión pública y privada en aplicaciones de telesalud, telemedicina y Expediente Clínico Electrónico y desarrollo de aplicaciones, sistemas y contenidos digitales, entre otros.
Es evidente que el presidente de México es un mandatario sin visión digital y prueba de ello es el esfuerzo a medias y aislado que representan la Estrategia Digital Nacional (EDN), diseñada desde la opaca oficina liderada por Emiliano Calderón y el proyecto abanderado por la empresa CFE Telecomunicaciones Internet para Todos, (acéfala desde el fallecimiento de su director Raymundo Artis).
En la mañanera del martes 31 de agosto, el presidente aseguró que “estoy satisfecho con lo que hemos logrado, me podría ir tranquilo con mi conciencia porque ya hay cosas que son irreversibles o, para no ser tan tajantes, casi irreversibles”.
En efecto presidente, hay hechos lastimosamente irreversibles como el rezago de México en la carrera de la Cuarta Revolución Industrial que exige acciones urgentes y categóricas como el eslogan con el que cierra los promocionales de su tercer informe de gobierno: Hechos y no palabras.
C$T-GM