El avance de la tecnología que está dando forma a un mundo cada vez más conectado, ha modificado en forma notable nuestros estilos de vida, han surgido nuevos métodos de trabajo, tenemos formas distintas de relacionarnos y hemos adquirido hábitos que requieren cada vez menos actividad física; es decir, somos más digitales pero también más sedentarios.
Si recordáramos que realizar actividad física regular nos ayuda a segregar hormonas y neurotransmisores que nos hacen sentir bien, felices y a gusto con nosotros mismos, y que además nos ayuda a evitar el riesgo de adquirir padecimientos asociadas al sedentarismo como las enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes, veríamos con mayor entusiasmo la importancia de reducir el tiempo que dedicamos a ver contenido en pantalla.
El Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico 2021 del INEGI muestra que sólo 39.6 por ciento de la población de 18 y más años es activa físicamente; entre las principales razones para no realizar o abandonar la actividad físico-deportiva, están la falta de tiempo, cansancio por el trabajo y problemas de salud.
Y hablando de falta de tiempo, revisemos lo que la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) dice sobre las horas dedicadas a internet:
En 2021 las personas de entre 18 y 24 años de edad destinaron a internet 6.3 horas diarias, en tanto que quienes están entre los 25 y 34 años de edad, pasaron 5.6 horas al día en el mundo digital, y las personas de 12 a 14 años, 5.5 horas.
Es evidente, que hay una relación entre el sedentarismo y el uso excesivo de la tecnología, pero no tiene que ser así; de hecho, en el entorno digital podemos encontrar diversas alternativas y herramientas para abandonar un rato el sillón y ponerse en movimiento.
Lo cierto es que hay momentos en los que es más poderosa la tentación de entrar a Facebook, Tik Tok, tomar un videojuego o ver alguna serie. El placer inmediato que causan estas actividades y la comodidad son más fáciles que ver el efecto dañino que provocan en el mediano y largo plazo.
Los daños causados por el sedentarismo asociado con el uso excesivo de la tecnología, se agravan con la edad, pues el cuerpo se va desgastando de forma natural; pero en el caso de los niños, tienen un fuerte impacto en su desarrollo físico y emocional.
Por el contrario, cuando se realiza actividad física con regularidad, los beneficios a nuestra salud son muchos: se previenen enfermedades, mejora el sistema inmune, aumenta la energía, estabiliza el ciclo de sueño, eleva el estado de ánimo y permite externar emociones, además de regular el organismo para llegar a su estabilización.
Los dispositivos están muy presentes en nuestra vida diaria, y cómo no, a través de ellos realizamos múltiples actividades y dejar de usarlos no se tiene como una opción, como tampoco tratar de ejercitar más nuestro cuerpo. Lograr un equilibrio entre nuestra actividad digital y física es la clave.
Iniciar nuevos hábitos no es tan sencillo como parece y es una tarea que lleva tiempo pero se puede empezar por ser conscientes sobre el tiempo que dedicamos a los dispositivos, por qué y para qué estamos conectados, y sobre todo practicar el autocontrol en busca de un estado de mayor bienestar.
C$T-GM