La brecha digital en México lejos de cerrarse, se agranda. Y dígame lo contrario si esta misma semana, en época de crisis económica por la pandemia de COVID-19, en México se acaba de anunciar el teléfono más caro e inaccesible de la historia.
La firma surcoreana, Samsung, anunció la llegada al mercado mexicano del Galaxy Z Fold 2, un dispositivo de ultra lujo, como ellos mismos lo califican, que costará 52 mil pesos. Es así, un ejemplo de la brecha digital que persiste en México.
Y no, no digo que la empresa surcoreana tenga la culpa, ellos como otras empresas, invierten miles de millones de dólares en investigación y desarrollo tecnológico para hacer la vida más sencilla a las personas, pero en este caso no se la facilitarán a todas porque la tecnología de punta es cara.
Las nuevas tecnologías, al parecer, no son para todos (aunque debería serlo) y menos para aquellos que viven en zonas rurales, donde ni siquiera hay servicios públicos básicos como agua potable, drenaje o electricidad y que apenas tienen para comer.
Cerrar la brecha digital es una carrera constante frente a la tecnología, porque ésta avanza a velocidades impresionantes y no espera a nadie.
La brecha digital tiene muchas aristas, una de ellas es el acceso a los dispositivos, pero también a los servicios a los que se acceden a través de los primeros.
Mientras con un Galaxy Z Fold 2 los usuarios pueden aprovechar sus tres pantallas para multitareas, como tener abierta una página de comercio electrónico, al mismo tiempo que envía un correo y en la otra mantiene conversaciones con sus conocidos, una persona en la sierra no tiene la oportunidad siquiera de probar una función básica como es comunicarse a través de WhatsApp con sus familiares.
Los usuarios de un “phablet” (teléfono y tableta) como éste, podrán conectarse a las redes 5G para hacer gaming en tiempo real con gráficos en alta definición, mientras otros seguirán sin la oportunidad de usar un dispositivo móvil para acceder a contenidos educativos o de entretenimiento.
En tanto este teléfono cuenta con dos baterías de 4500 mAh que permite su uso durante todo el día sin tener que conectarlo aún cuando realice diversas actividades como videollamadas, videojuegos, acceso a streaming; otros tienen que recargar su featurephone y desplazarse desde su hogar hasta un lugar alejado donde haya cobertura para hacer una llamada.
Mientras este tipo de teléfonos tienen varias cámaras, en este caso tres traseras y la frontal que cuentan con inteligencia que toman imágenes fijas o video para uso personal o profesional, por ejemplo, crear un catálogo para armar una tienda en línea, los rezagados ni siquiera tienen acceso y el conocimiento para vender sus productos del campo.
“Diseñado para transformar el futuro” es una de las frases que Samsung le ha dado al Galaxy Z Fold 2.
Y mientras Samsung, Apple, Huawei trabajan y presentan cada día tecnología del futuro, en México hay 40 millones de personas sin acceso a internet y sólo 86.5 millones de personas, de los 126 millones que hay en México, usan un teléfono celular, de acuerdo con la ENDUTIH del INEGI.
Como dije al principio, este súper teléfono de ultra lujo de Samsung es sólo un ejemplo de cómo muchas personas se rezagan en el acceso a nuevas tecnologías, pero no es el único.
Y si no, échenle un ojo al precio y capacidades del nuevo iPhone 12 Pro Max (38 mil pesos el más completo) o al Mate 40 RS de Huawei que presumen costará alrededor de 2 mil 900 dólares (61 mil pesos).
Mientras unos piensan, viven y tienen acceso al futuro, otros están condenados a permanecer en el pasado. ¿No lo cree?
C$T-GM