Parte 2
¿Se imaginan una escuela que viaja en una caja para aterrizar en una comunidad lejana donde decenas, tal vez cientos de chicos esperan aprender cómo ir de la mano de la globalización sin que ésta afecte su entorno?
Sí, esto es posible gracias a la “escuela fuera de la caja” , la cual literalmente viaja a cualquier parte del mundo para proporcionar educación media y superior en comunidades de escasos recursos o en aquellas donde se requieren apoyos especiales para fortalecer sus propios proyectos educativos.
Las «escuelas fuera de la caja» pueden viajar porque su construcción está basada en arquitectura sustentable que se exporta y que se desarrolla adaptándose a los recursos existentes de cualquier región.
La meta que se ha fijado el Instituto Memnosyne es tener más de 20 escuelas en diferentes partes del mundo, como en Jordania y en Nueva Zelanda con la etnia polinesia de los maoríes; y los criterios para definir los lugares dónde implementar este novedoso proyecto depende de que empresas e inversionistas se sensibilicen para colaborar con el proyecto.
El ejemplo que tenemos en México es la escuela del Centro Comunitario de Arte y Filosofía Maya «Raxalaj Mayab», ubicado en Carrillo Puerto, Quintana Roo, obra de la arquitecta mexicana Tania Rodríguez, miembro del Instituto Memnosyne y responsable del plan arquitectónico implementado en todo el proyecto de «escuela fuera de la caja».
Tania, en colaboración con educadores y ancianos de la comunidad maya de Raxalaj, integró en las instalaciones del Centro los requisitos de sustentabilidad y respeto al medio ambiente, como son la energía solar, la recolección de aguas pluviales y la disposición de residuos biodegradables.
Es muy interesante conocer que en esta obra de arquitectura sustentable se utilizaron más de 25 tecnologías diferentes y que el diseño y la decoración fusionan materiales e influencias de la cultura local.
La arquitecta nos explica que “no puede haber sustentabilidad en el edificio sin considerar la protección del terreno donde se construye, la biología, los minerales que existen en la región así como la herencia de la cultura maya. Nosotros lo hicimos con el chokun, componente principal en la construcción del edificio, que es a prueba de agua y de hongos, y el cual se utilizaba desde hace más de 3 mil años en la construcción de las pirámides mayas».
Es muy alentador saber que existen este tipo de proyectos en el mundo, que además de considerar las eco-tecnologías de las diferentes etnias con las que trabaja el Instituto Memnosyne, promueven la espiritualidad de las comunidades indígenas y la preservación de su legado cultural. Pero cosa muy importante es crear conciencia que estos proyectos necesitan del apoyo de empresas e inversionistas que se sensibilicen para colaborar con el proyecto.
Por ello, Tania Rodríguez, desde este foro, lanza una invitación para que cualquier persona en México se sume para ayudar a construir más escuelas sustentables «fuera de la caja» a las regiones más necesitadas del país.
C$T-GM