Por Eloy Medellín y Jesús Romo
Por ejemplo, las telecomunicaciones habilitaron las transacciones internacionales con el uso de las redes telegráficas. Más recientemente, la disponibilidad de tarjetas de crédito y plataformas de banca electrónica incrementaron la cercanía entre los bancos, instituciones financieras e Internet. Pero si esta interacción entre tecnología y finanzas no es novedad, ¿por qué se ha disparado el interés en las Fintech?
En la última década, el incremento en la adopción de Internet por la vía de las tecnologías móviles (redes de banda ancha inalámbrica, smartphones, apps) ha apoyado en parte este interés y eventual “boom” de las Fintech. Sin embargo, un factor igual o más importante ha sido la crisis financiera de 2008, coyuntura histórica que provocó cambios a leyes y regulaciones aplicadas a las instituciones financieras y bancarias “tradicionales”. Esto generó espacio para el surgimiento de jugadores “no tradicionales” que van dando forma a la industria de las Fintech.
De esta manera, las empresas Fintech requieren entender el entorno tecnológico de sus mercados, así como los hábitos de los usuarios de las TIC. Sin embargo, esto no es suficiente y estos jugadores requieren tener asesoría y estrategias legales sólidas, dado que el marco legal de las Fintech apenas está formándose (como en el caso de México) y en general las reglas del juego de la industria financiera pueden seguir cambiando.
Al 2017, este índice de inclusión financiera del Banco Mundial encontró que, en promedio, en las zonas consideradas como de altos ingresos a nivel mundial, nueve de cada 10 personas mayores de 15 años tiene cuenta bancaria y utiliza servicios de pagos digitales. Además, seis de cada 10 utiliza Internet para utilizar servicios de pagos y comercio electrónico.
Excluyendo las zonas de altos ingresos, se observa que a lo largo de varias regiones del mundo estos indicadores se reducen. La población sin cuenta bancaria en estas zonas no supera los seis de cada 10 personas y, en el mejor de los casos, cinco de cada 10 personas utilizan servicios de pagos digitales. La población que utiliza Internet para compras o pagos está por debajo del 20 por ciento en la mayor parte de estas áreas en las que se excluyen las de altos ingresos.

El Global Findex 2017 muestra optimismo en torno a la intersección de Internet, tecnologías móviles y servicios financieros, destacando que en varias zonas la adopción de servicios centrales Fintech (como los pagos) han crecido a mayor ritmo que la penetración de cuentas bancarias.
Excluyendo zonas consideradas como de altos ingresos en América Latina y el Caribe, se tiene que la penetración promedio de cuentas bancarias en la población mayor a 15 años de edad aumentó entre 2014 y 2017 solo 3.7 puntos porcentuales, mientras que la población que utilizó servicios de pagos digitales creció en 9 puntos porcentuales.
Si bien las áreas a nivel global consideradas como de altos ingresos tuvieron el mayor incremento en cuanto al indicador de uso de compras y pagos por Internet, el promedio de la población que utilizó servicios de pagos digitales fue el indicador con incremento más abultado (de los tres que se mencionan en este artículo) en el resto de las regiones.

Una de las coyunturas históricas que permitieron la irrupción de las Fintech fue la crisis financiera global de 2008. Una de las consecuencias más importantes de este evento fue dejar al descubierto malas prácticas en el sector financiero-bancario, lo que provocó reacciones en dos frentes importantes: las autoridades y los usuarios.
Por su parte, autoridades en distintos países (particularmente en Estados Unidos) y agencias reguladoras endurecieron algunas normas y regulaciones aplicables a bancos e instituciones financieras. A su vez, los usuarios en Norteamérica y Europa, zonas con una alta penetración bancaria y de servicios financieros, reportaron una pérdida de confianza en instituciones financieras y bancarias.
En otras regiones como África, Latinoamérica y Asia, la confianza ya era reducida o prácticamente inexistente, dependiendo del país. Las devaluaciones, crisis en el manejo de servicios financieros, la corrupción, servicios deficientes, barreras de inclusión, informalidad y otros factores condujeron a consolidar economías de dinero en efectivo. La desconfianza en los servicios financieros, así como en los sistemas y las agencias tributarias llevaron a población en estas regiones a buscar alternativas para el manejo de sus finanzas.
Es en este contexto en el que se da una “revolución Fintech” en el que nuevas empresas de tecnología y emprendedores diversos comenzaron a incursionar en un dominio que se pensaba exclusivo de los bancos: los servicios financieros. Estos nuevos jugadores priorizaron el esfuerzo de entender mejor a sus clientes potenciales para brindarles soluciones a la medida.
Poco a poco se fue gestando un cambio de paradigma sobre quién y cómo se podían ofrecer los servicios financieros en un contexto de mayor adopción de tecnologías, particularmente las móviles. De esta manera, los nuevos jugadores fueron perfilando nichos de usuarios, mientras que la banca tradicional debía atender el problema de la pérdida de confianza con los usuarios, así como una nueva carga legal y regulatoria.
Así, el crecimiento explosivo Fintech en los últimos años no es solamente al tipo de productos, sino a una serie de cambios en la industria de los servicios financieros, tanto del lado de la oferta como de la demanda. Esencialmente, dos habilitadores de la “revolución Fintech” son la erosión de los monopolios sobre servicios financieros y el uso de nuevas tecnologías por jugadores con entendimiento de esta industria y capacidades legales y operativas para brindar estos nuevos servicios generando confianza y cercanía con los usuarios.
El impacto es evidente y diversos países se encuentran desarrollando nuevas legislaciones para regular a los nuevos jugadores en servicios financieros, entre los que se encuentra México que tras la expedición de la Ley Fintech todavía debe generar la legislación secundaria que dará más certidumbre a estas nuevas empresas. Entender los cambios y continuidades que permitirán estas nuevas normas debe ser una parte esencial de la estrategia de las Fintech que busquen capitalizar el potencial del mercado mexicano.
C$T-EVP