El 30 de noviembre ChatGPT cumplió dos años de vida. A pesar de su corta edad, se trata de un bebé que puso de cabeza al mundo y ha sido capaz de transformar la manera en que aprendemos, estudiamos, trabajamos, nos comunicamos y hasta nos entretenemos.
Con la habilidad para generar textos, fotografías y contenidos digitales a partir de instrucciones que cualquier persona le puede dar en lenguaje común, esta tecnología puso en el radar del mundo entero a la Inteligencia Artificial Generativa, un producto tecnológico en el que el mundo venía trabajando desde hace décadas, pero al que pocos le habían prestado atención, a pesar de que ya había signos claros y ejemplos concretos en nuestra vida cotidiana, como el sistema que completa los textos en WhatsApp, el “filtro” que envía ciertos correos a “Spam” o la publicidad dirigida al usuario por lo que publica en redes sociales, por sólo mencionar algunos.
Sin embargo, hasta antes de la aparición de esta plataforma, pocos eran los que sabían cómo funcionaban estas aplicaciones y prácticamente a nadie le interesaban en realidad, si bien había quienes se preguntaban qué estaba detrás de estas prácticas.
Como la aplicación de Open AI (ChatGPT) la puede usar cualquier persona de manera gratuita, su popularización fue inmediata. Consiguió 100 millones de suscriptores en dos meses, cifra que le llevó cinco años y dos meses a Uber; 2 años y 9 meses a Instagram y 9 meses a TikTok.
La razón de esta adopción inusitadamente rápida, es que se puso a la mano de cualquier persona, de cualquier edad, localidad, escolaridad o especialidad, una herramienta de un poder casi infinito, capaz de hacer cosas increíbles en cuestión de segundos y sin que fuera necesario tener ningún conocimiento de programación o incluso cómputo.
Tan sencillo como entrar en la plataforma, registrarse y colocar una instrucción (ahora se le llama “Prompt”) en el recuadro y el juguete crea cualquier cosa que deseemos, en un lenguaje apropiado para el usuario.
En ConsumoTIC hicimos un ejercicio a principios de mayo de 2023, en el que le planteamos exactamente la misma pregunta a la herramienta, con una sola variable: la edad de la persona.
Tomamos como base un estudio que realizó el Banco Interamericano de Desarrollo para explicar cómo funciona la herramienta y para ello le preguntamos cómo le explicaría su funcionamiento a un niño de cinco años. A su vez, nosotros le planteamos exactamente la misma pregunta, sólo que en lugar de cinco, consideramos 65 años.
Ambas respuestas son esencialmente iguales, pero varían en extensión y lenguaje, pues la destinada a los niños es muy simple, “de manera que lo entienda un niño de cinco años” y la segunda es más completa y explícita, pero adaptada a lo que puede comprender una persona de 65 años, quien probablemente tenga escasa alfabetización digital.
Desde ese experimento a la fecha, la herramienta ha avanzado de una manera inusitada y abrió la puerta a que la tecnología de la Inteligencia Artificial se haya convertido en la estrella de las tecnologías actuales.
Recientemente, al presentar el libro “Cyber artificial, conectando las fuerzas digitales de protección” de la maestra Nazly Borrero, Brenda Cuevas, coautora de una parte del texto, señaló que la Inteligencia Artificial “es la Kardashian de las tecnologías”, es decir, es la más popular, seductora y deseable de las tecnologías, a la que todos quieren ver todo el tiempo, a pesar de no ser la única y no necesariamente la más importante.
Sin embargo, la fuerza y popularidad que alcanzó ChatGPT, hizo que el mundo viera a esta tecnología, opacando al resto de las que están ahí y se siguen desarrollando, al grado que diferentes cálculos (los hay en abundancia), estiman que la IA puede generar 360 trillones de dólares en 10 años, equivalentes a incrementar hasta en 17 por ciento el PIB global.
Con todo, la IA que ya existía y se venía desarrollando desde antes, no se limita sólo a su forma generativa y la cual nos permite hacer infinidad de consultas y generar numerosos documentos, sino que también se centra en tratar de ayudar a la industria a hacer más fácil su trabajo.
Además, implica la necesidad de que la gente la comprenda y la abrace para actualizarse en sus empleos, pues si bien se dice que la IA no le quitará el trabajo a la gente, sino que lo harán quienes sí saben utilizarla, la realidad es que el propio Banco Interamericano de Desarrollo anticipa que los empleos de hasta 66 millones de personas en Chile, México y Perú, “podrían perderse porque sus labores pueden sustituirse con Inteligencia Artificial Generativa”.
Según este estudio, que también publicó ConsumoTIC, «empleos como relaciones públicas, asistentes legales, traductores e intérpretes y empleados, son los que se encuentran con mayor exposición».
En todo caso, el “bebé” que apenas cumple dos años, ha abierto una verdadera Caja de Pandora y ha revolucionado y acelerado al mundo entero como ninguna otra tecnología lo consiguió antes en tan poco tiempo. Sus alcances y resultados son de pronóstico reservado y tendremos que ver qué pasa en los siguientes años para comenzar a entender su dimensión.
C$T-GM