Recreo Económico
A sólo 13 días de la entrada en vigor de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), esta legislación ya enfrenta señalamientos y dudas, sobre si el Poder Legislativo fue capaz de estructurar reglas para garantizar la eliminación de oligopolios y monopolios, así como una absoluta competencia en el sector.
A los consumidores, los funcionarios públicos y los legisladores nos repitieron hasta el cansancio, que nada estaría por encima de la reforma constitucional, por ello resultó extraño que en las leyes secundarias enviadas por el Ejecutivo a los Senadores quedarán fuera del tintero algunos temas.
Aunque fuimos testigos de prolongadas sesiones de “debate”, esto resultó insuficiente para ocultar la defensa a ultranza de la iniciativa del Ejecutivo, por parte de algunos legisladores, que sólo reafirmaron la suspicacia de que la “Telebancada” supo realizar un impecable trabajo, para defender los intereses de a quienes realmente representan.
El evidente conflicto de interés de muchos de esos legisladores, fue ignorado por completo y sólo procedió para una legisladora, que a través de un escándalo mediático fue obligada a reconocer que no podía participar en el debate de la nueva ley; una vez más, la vieja práctica “hágase justicia en los bueyes de mi compadre”.
Con la LFTR aprobada desconocemos cómo en ausencia de la posibilidad de vender publicidad, los medios públicos tendrán dinero suficiente para estar listos el 31 de diciembre del próximo año, cuando se decrete el “apagón analógico”.
Tampoco hay certeza de cómo los medios de comunidades indígenas podrán ejercer su absoluta libertad de expresión, sin el riesgo de quedar fuera del presupuesto, cuando sus contenidos no sean del agrado de las autoridades, quienes definirán a quién si y quién no, repartir el 1.0% de sus recursos asignados a los departamentos de comunicación social.
Aun menos claro está como se garantizará una real y efectiva competencia en el sector de la televisión de paga, -el verdadero negocio del futuro- donde la evidente preponderancia de un jugador, no se percibió por ningún lado.
Entre los primeros trabajos de Con$umo Cuidado se destaca la opinión de algunos expertos que aseguran que los derechos de las audiencias en televisión de paga, quedaron desprotegidos, y cómo la portabilidad numérica, un logro tan “cacareado” al aprobarse la LFTR, en realidad se trata de una propuesta con seis años de antigüedad que poco ha servido para que los consumidores tengan mejores precios y servicios de calidad.
El beneficio de que en 24 horas un consumidor pueda cambiarse a otra compañía telefónica, queda anulado ante la experiencia que muchos usuarios hemos enfrentado, cuando los ejecutivos de la telefónica preponderante, recomiendan a los inconformes conservar el folio de cancelación de su servicio, “porque muy pronto estará de regreso con nosotros y lo necesitará”. Seguros de que no son los mejores, sino los menos malos.
Apostarle al fracaso de la reforma a nadie beneficia, ahora sólo resta confiar en los trabajos del Instituto Federal de Telecomunicaciones y de sus siete Comisionados, pues meter en cintura a dos o tres jugadores del sector acostumbrados a mostrar el músculo y ejercer su poder, será una tarea ardua, en la cual sería de gran ayuda, contar con consumidores informados y con actitud proactiva.