El presidente Andrés Manuel López Obrador ha cumplido con su compromiso de llevar cobertura de internet a lugares donde antes no había. Lo presumió en Twitter con una foto en donde aparece acompañado por Bernardo Sepúlveda y Salvador Álvarez, presidente y director general de Altán Redes, respectivamente, los desarrolladores de la Red Compartida.
Los tres aparecen sonrientes, el presidente de México reveló en ese contexto que para finales de este año darán cobertura a 69 mil 269 localidades y en un año más serán 122 mil 348.

“Los compromisos se cumplen”, escribió López Obrador. Demos por buena dicha afirmación, ha cumplido con lo que prometió, que es llevar cobertura a localidades, pero en ningún momento habló sobre conectar a ciudadanos, sino localidades.
El asunto es que, de origen, sus compromisos respecto a conectividad están extraviados. Y quienes no están familiarizados con los términos y funcionamiento de la industria de telecomunicaciones podrían pensar que efectivamente los ciudadanos en las localidades que conecta ya tiene acceso a banda ancha y no es así.
Que el presidente López Obrador cumpla con llevar cobertura a 69 mil 269 localidades no significa que todos los ciudadanos de estos lugares tengan acceso a internet. La cobertura es un término que se refiere a que una red de telecomunicaciones esté disponible para que cualquiera tenga acceso.
De hecho, en México los operadores móviles, como Telcel, desde hace años tienen una cobertura poblacional superior a 90 por ciento, es decir, su red abarca a ese porcentaje de pobladores, sin embargo, no significa que todas usen su servicio.
Que una zona de la Sierra Tarahumara, por poner un ejemplo, tenga cobertura de internet no sirve de nada si sus habitantes no tienen dinero para comprarle al operador el servicio de internet y mucho menos si ni siquiera tienen un dispositivo con el cual conectarse.
Es más, no nos vayamos tan lejos. En las ciudades como la de México donde hay gran cobertura y diversos proveedores de internet, hay personas que no se conectan porque no tienen los medios para hacerlo. Milpa Alta es un buen ejemplo.
El Inegi y el IFT han señalado que el problema de acceso y brecha digital no es un tema de cobertura, sino de asequibilidad de los servicios y dispositivos.
Quiero pensar que el presidente no tiene claridad sobre esta explicación, porque de lo contrario, al decir que cumple con su compromiso de llevar internet a todo el país, le estaría viendo la cara a los mexicanos.
Las cifras de desconectados en México son claras y no hay que hacer más estudios que los que ya ha hecho INEGI, el IFT o la Asociación de Internet MX: hay alrededor de 40 millones de personas sin acceso a internet.
La Cepal ha propuesto que los gobiernos, en casos como el de México, otorguen una canasta básica de tecnologías que incluya una laptop, un teléfono inteligente, una tableta y un plan de conexión para los hogares no conectados. Estimó que dicha inversión podría rondar un punto porcentual del PIB regional.
Así es que si el Presidente y su equipo trabajan arduamente en revertir la desconexión, no sólo debería enfocarse en un tema de cobertura de poblaciones, sino que conecte personas y nos informe a cuántas ya ha dado acceso, porque entre lograr cobertura y lograr acceso por ciudadano u hogar hay una gran diferencia.
C$T-GM