RECREO ECONÓMICO
Hace algunos ayeres, al término de la tradicional comida que ofrece la Bolsa Mexicana de Valores a los medios de comunicación, un par de compañeros y un servidor prolongamos la sobremesa pues teníamos la fortuna de conversar con el entonces presidente del mercado accionario, temas raramente abordados y explicados en forma simple y llana.
Una vez desbordada la confianza y el ánimo, surgió la pregunta obligada… ¿por qué no le entran más empresas a la Bolsa, si es tan eficiente para que obtengan el financiamiento que requieren sus proyectos?, ¿por qué siguen siendo sólo 130 o 150 emisoras?, ¿es muy costoso participar en la bolsa?
¡Sí es muy costoso!, respondió contundente nuestro interlocutor, pero no por el dinero que tienen que pagar para inscribirse al mercado, sino por la cantidad de monopolios que operan en el país y en la Bolsa, pues además de impedir una competencia real en el mercado, obstruye el surgimiento de nuevas empresas y hasta llega a provocar la desaparición de las establecidas.
El efecto negativo de los monopolios en México también se ha expresado en otras formas. El pasado 21 de agosto el IMCO durante la firma de la Alianza por la Competencia recordó que la ausencia de este elemento cuesta al país perder la posibilidad de aumentar el PIB 1.0 por ciento adicional, y otros especialistas han calculado que por cada punto porcentual que pierde la economía, se dejan de crear entre 100 mil y hasta 200 mil empleos.
Reales, magnificadas o disminuidas estas aseveraciones, lo cierto es que México para convertirse en un campo fértil de productividad, de mejores oportunidades para el sector productivo y sus consecuentes beneficios a la población necesita una “sobredosis triple C”, ¿a qué me refiero? , a la aplicación urgente de “Competencia y Cero Corrupción”.
Este otro elemento también ha cobrado relevancia, ahora que el presidente, Enrique Peña Nieto, calificó la corrupción como un mal cultural, lo que los analistas de inmediato consideraron como la justificación para decirle a la sociedad que al menos en este sexenio, este flagelo no será resuelto, tal vez lo verán dos o tres generaciones futuras, ¡vaya señal que se envía a los futuros inversionistas atraídos por la era reformista que vive el país!
Incluso, el dirigente del PAN, Gustavo Madero, además de recordarle al gobierno federal el deplorable asunto del poder adquisitivo y la necesidad de aumentar el salario mínimo, ahora le reprocha a Peña Nieto, la promesa incumplida de combatir la corrupción, un “cáncer cultural que inoculó el PRI durante 70 años en la sociedad”, ¡pero si a callar!.
Pa´que tanto salto estando el suelo tan parejo. México sin tanta reforma lo que necesita es una sobredosis de “Competencia y Cero Corrupción”, si se aplicará la ley y se ejecutaran las sanciones establecidas seguro que las finanzas públicas vivirían un largo periodo superavitario y de paso a lo mejor hasta podríamos acortar una o dos generaciones la cultura de la corrupción.