La bancarrota de FTX, plataforma de compra-venta de criptomonedas, que implicó más de 3 mil 100 millones de dólares de deuda a más de 50 de sus acreedores, ha puesto en entredicho el futuro del mercado de divisas virtuales, y aunque no se han visto del todo los efectos, expertos afirman que casos así pueden evitarse dando mayor relevancia a modelos transparentes y de rendición de cuentas.
“FTX no tenía un gobierno corporativo completo. La empresa tenía un consejo de administración, pero no contaba con un equipo de auditoría interno ni con un comité de ética. Esta falta de estructura contribuyó a los problemas financieros, a la poca transparencia de la campaña, mala gestión de activos, y en consecuencia, a la quiebra de la organización”, señaló Guillermo Cruz, presidente de ACAD.
El experto consideró que este caso dejó al descubierto que aún en el mercado crypto no se puede dejar a una empresa funcionar “sin frenos y contrapesos fuertes”, tanto en su interior como en el contexto de su industria, pues resultan indispensables en compañías disruptivas y de crecimiento exponencial.
Además, señaló, se cometieron errores que contribuyeron a la quiebra como la falta de inversión en investigación y desarrollo; en recursos para contratar a los mejores profesionales; así como de una estrategia de marketing adecuada para posicionar a la marca, una para atraer a más clientes y otra para garantizar una base de clientes sólida.
“La falta de información financiera clara, controles y supervisión han derivado en que incluso el proceso de bancarrota sea sumamente complejo. Ni acreedores ni usuarios saben qué pasará. No hay documentación de las actividades cotidianas, al grado de que ni siquiera se sabe bien quiénes son los acreedores de la empresa”.
En opinión de Guillermo Cruz, se requerirán meses de auditorías para entender qué pasó, lo cual pone sobre una lupa la importancia del gobierno corporativo y los riesgos de no incorporar estos procesos de forma adecuada.
“En empresas con gobierno corporativo se crean mecanismos de frenos y contrapesos que obligan a que toda la operación esté regulada por reglas de juego claras y, sobre todo, con participación activa de distintos miembros de consejos consultivos y directivos, quienes toman las decisiones clave de la compañía”.
A principios de noviembre de 2022, los tokens FTX valían más de 25.5 dólares por unidad, aproximadamente, pero a principios de este año, cada FTX tiene un precio que apenas alcanza los 90 centavos de dólar, de acuerdo a registros de Coin Market Cap.
La caída, que consideran como “la cereza en el pastel” de un año complicado para esta industria, comenzó con el desplome de la supuesta stablecoin LUNA/TerraUSD, al que se sumó el cese de operaciones del prestamista cripto Celsius y la declaración de bancarrota de Three Arrows Capital.
“En medio de todo eso, Europa y Estados Unidos intensificaron sus pláticas de regulación de la criptoesfera. A mediados de año, se firmó el peor trimestre de las criptomonedas en más de una década. Después vino la declaración de bancarrota de FTX y todo empeoró considerablemente”.
El fundador del exchange, Sam Bankman-Fried, enfrenta cargos penales y civiles, por lavado de dinero y fraude y por las empresas a las que patrocinaba, en particular en eventos deportivos. El juicio se llevará a cabo en octubre de este año.
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